Soria se va por el oscuro sumidero del dinero oculto. Hace mutis por el camino de los paraísos fiscales. Pillado entre sociedades opacas, negocios familiares y evasión del dinero que huye de España. Todo legal, seguro; inmoral, también. Soria abrió el manual del político atrapado para su defensa: todo es falso, ni yo ni mi familia tenemos nada que ver en este asunto familiar y cómo voy a recordar algo de hace veinte años. Soria no se va por su gestión al frente del Ministerio de Industria, ni por mantener a España con una de las tarifas eléctricas más elevadas de Europa, ni por haber fundido las energías renovables en el país del sol, ni por dejar morir de inanición a la minería. Se va por un pecado original, anterior a su entrada en política, cuando ya manejaba con soltura los mapas que conducen a un paraíso fiscal. Uno de los ministros más escapistas de Rajoy se va quién sabe si en dirección a otro paraíso, el de los consejos de administración del Ibex-35. El camino del cobro de favores.