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A mi aire

Apoteosis corrupta

Muy a nuestro pesar, estamos llegando ya a la apoteosis, a la culminación del cáncer de la corrupción, metástasis incluida, que nadie es capaz de controlar. Lo malo resulta que se ha institucionalizado como algo natural y ya lo percibimos como cosa sin remedio, pese a la palabrería hueca de todos y las promesas de "regeneración". Y aunque la clase política lleva el mayor número de papeletas, pocos son los que se pueden librar.

Cestos enteros de manzanas podridas, desde un partido sepultado, literalmente, por decenas de corruptelas que va capeando como puede, pero pringado hasta el tuétano, hasta otros que no están para tirar muchos voladores y también están para callar.

Hemos llegado a un límite imposible de aguantar: ERE fraudulentos, cursos de formación inexistentes, nombramientos a dedo irregulares, exbanqueros tramposos, chiringuitos para los amigos, individuos que filtran los temarios de las oposiciones -que desprecian a gentes que se juegan su porvenir-, casos Marea, Mareína, Musel, la "desmemoria" del no hace tanto amu de Asturias, la trama del agua, cohechos, prevaricaciones y mordidas de los que están detrás de todo, siempre con sus tentáculos a punto, para corromper a quien pinte, en beneficio de sus intereses. No se salva nadie, para qué coño voy a citar ejemplos, si la mayoría de los que presumen de "ser alguien" en nuestro país están en las listas.

Pero la guinda aparece estos días atrás, cuando los responsables de dos asociaciones que teóricamente estaban al servicio de los ciudadanos son encarcelados por hacer todo lo contrario de lo que predicaban. Como habitualmente se suelen ir de rositas -condenas risibles y el dinero a buen recaudo- al ciudadano de a pie le gustaría cantarles conocida copla a ritmo de guitarra: "¿De la pasta qué?, ¡de la pasta ná!, ¿pues no dicen qué?... ¡dicen, pero ná!". Salida por peteneras y cachondeo fino a nuestra costa, con pocas trazas de que se acabe.

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