En treinta años he asistido a numerosas jornadas, conferencias, charlas, coloquios, debates, simposios... sobre el futuro de las Cuencas. En todos se intentaba infructuosamente trazar las rutas para el cambio del modelo económico, anticipándose al cierre de las minas. Tres décadas después, no se pueden negar las mejoras urbanas, ambientales, de infraestructuras y servicios. Pero cuando los pozos están a punto de echar el candado, el empleo sigue siendo la asignatura pendiente. Los datos de Sadei sobre paro, despoblamiento y actividad económica estremecen. Con motivo del vigésimo aniversario de esta edición, los clubes del periódico organizaron actos en cada concejo analizando diversos sectores con proyección. Siempre albergué la certeza de que el cambio final llegaría por pura necesidad e impulsado por las personas que buscan aquí su futuro. Ésta es la realidad y también la esperanza, aunque ahora ya no haya tantas ayudas de apoyo.
