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Mi firma en apoyo al colegio

Las protestas de los profesores y de las familias de los alumnos para evitar la supresión de una unidad de Infantil

Corría el año 1977 y por El Bosquín andaba yo de maestro interino, un curso completo del que guardo gratos recuerdos. Fue el último año de interino. En aquellos años también teníamos problemas, pero no precisamente de supresión de aulas, había mucho alumnado. Hoy, el colegio público El Bosquín se halla inmerso en la problemática de supresión de un aula del primer curso de infantil cuando tienen peticiones de matrícula que hace un total de 33 alumnos-alumnas lo que da para dos unidades como hasta ahora era el caso.

La dirección del centro escolar, las madres y padres, así como el alumnado se encuentran con la negativa de la administración educativa, es decir de Don Genaro, el consejero del ramo de continuar con dos aulas de infantil y se plantea la supresión de una de ellas. Es el eterno cantar administrativo, la primacía del criterio economicista y de eficacia neoliberal por encima del pedagógico y del interés educativo. Mientras, se continúa la subvención sonrojante a la escuela privada concertada dándole el mismo estatus social que a la pública. Nada nuevo.

No es que la inexplicable medida de la Consejería de Educación afecte a las familias de los niños y niñas del colegio, es que afecta a dos puestos de trabajo menos, a la plantilla del colegio, que se ve, así, mermada en el futuro. La "batalla", justa, en mi opinión, de la comunidad educativa de El Bosquín está en marcha y llevan realizando una serie de acciones con las que esperan ya no convencer, no se trata de eso, sino de que se haga justicia en beneficio del centro en particular y de la escuela pública en general. Una escuela pública, que un día sí y al otro también se ve ninguneada, en su función educativa, por una administración cuya obligación ineludible es todo lo contrario: sostener una educación pública que es de todos y para todos.

Pienso que el profesorado debe ser el eje de una educación pública que pretenda superar la improvisación y el oportunismo que han marcado los cambios en los últimos años. La desgana de parte del colectivo docente, la pérdida de el prestigio social del que gozaban hace tiempo y la realización de su tarea en condiciones ciertamente complicadas, se ven muy a menudo adobadas con decisiones mercantilistas.

No resulta, pues, extraño que el colectivo docente se sienta desmotivado y desorientado en su tarea, pese a lo cual la mayoría dedica a su trabajo un esfuerzo que merece ser reconocido, no solo con bonitas palabras, como suele ocurrir, sino con hechos que no dejen lugar a dudas de que es así. Por eso, desde la comunidad educativa del colegio de El Entrego se espera, esperamos, una solución satisfactoria. Se han recogido 2.200 firmas de respaldo. Vaya, desde aquí, la mía. Suerte.

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