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A mi aire

Ni siquiera retoques

Ya están todas las listas conformadas, recién salidas del horno, aunque lo justo sería decir recalentadas por son más de lo mismo. Todo igual, salvo el matrimonio de conveniencia de Podemos e Izquierda Unida, esta última cada vez más debilitada, en aras de ganar escaños los unos y salvar los muebles los otros. Con los matices que se quiera, da la impresión de que resulta la rendición en toda regla de IU. Si no que se lo pregunten a los militantes de toda la vida, que andan que trinan.

A nivel nacional, ni se pueden llamar retoques a los leves cambios obligados por fuerza mayor. En Asturias, las "familias" siguen mangoneando con mando en plaza y no se han movido ni un ápice desde el 20-D.

Obviamente, Asturias no es la India, aunque pueda parecerlo en cuanto al respeto por sus vacas sagradas, que da igual que lleven decenas de años en el poder e, incluso, con problemas peliagudos en sus mochilas.

Pues nada, ahí van a seguir con su jugosa beca otros cuatro años, amén de la prórroga de la que disfrutan sin que nadie les remueva su sillón, que parece perpetuo.

Existe un hastío general entre amplias capas de la sociedad. Los sectarios son otra cosa, una y otra vez mangonean los partidos que se distribuyen la tarta, pese a los constantes cantos de sirena.

Al final nos encontramos ante la repetición de la jugada, con el convencimiento, pelo arriba o pelo abajo, de que todo se va a seguir igual. Vuelta la burra al trigo con la convicción de que poco va a servir el acercarse de nuevo a las urnas para que el voto de cada cual sirva para un simple chalaneo o que ideales de siempre se vean descafeinados.

Aunque quizá, en vez de abstenerse, cosa que muchos hicieron en las anteriores elecciones, eso sí, provistos de la correspondiente mascarilla, igual habrá que hacerlo "en contra de", lo cual no deja de ser una opción como otra cualquiera. O eso me parece.

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