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Dando la lata

Cien mil leyes

Acabo de leer que en España hay 100.000 leyes vigentes, de las que 67.000 son autonómicas. Y la primera pregunta que a uno le viene a la cabeza es: ¿Para qué tantas? Si los españoles somos dados al incumplimiento, poco sentido tiene semejante abundancia normativa. Porque no por mucho madrugar amanece más temprano. Siempre lo dijeron los mayores: Poquito y bien o, si se quiere, el que mucho abarca poco aprieta. Pues eso. Que mejor nos iría cumpliendo menos leyes que saltándonos casi todas. Porque una cosa tengo bien clara: si nos pusiéramos la mar de serios a cumplir íntegramente el repertorio legislativo de este país, España se iba a la porra acto seguido. Imaginen qué caos. Pero de ahí a estar limitados por 100.000 leyes media un trecho bien grande. Y es que, si se paran a pensar un poquito, casi todo está prohibido, regulado, constreñido, cercenado. Son escasas las cosas que uno puede hacer en plena libertad. Y, total, para nada, para que la ilegalidad campe a sus anchas, para que los impulsores de tantísima normativa se la salten a la torera, para que vayamos por la vida mirando de reojo intentando ver dónde está el guardia. Y eso que actualmente parece que ni la posibilidad de ser descubierto, denunciado y sancionado disuade al personal. El imbécil continúa sin recoger las cacas de su perro; el insensato sigue conduciendo borracho; los que defraudan al fisco, insisten; los cargos políticos que abusan de los fondos públicos no se detienen. No ensuciar ni estropear lo que es de todos no debería necesitar una ley. Con el sentido común y el civismo debería bastar. Pero como no es el caso, ¿para qué regularlo si los que pueden no hacen que se cumpla? Como lo de la financiación de los partidos políticos. ¿Qué más da que haya leyes al respecto si no se acatan? ¿Cuánto de la Constitución está siendo respetado? Y tanta norma autonómica, ¿para qué? ¿para hacernos cada vez más distintos?

Hagan la prueba de buscar lo que dicen las leyes sobre sus actividades habituales, desde que se levantan hasta que se acuestan, desde el trabajo hasta lo que consumen. Y verán todo lo que incumplen consciente e inconscientemente.

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