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Ayer y hoy de nuestro patrimonio industrial

La historia del Pozo San Jorge

La instalación se inauguró en 1940 y actualmente se utiliza como equipamiento auxiliar del Pozo Santiago

En el año de 1920, Antonio Cifuentes, técnico de minas, escribía una monografía que aún continúa inédita, en la que se apuntaba la necesidad de profundizar pozos para la extracción del carbón existente bajo el nivel del valle de Aller. A continuación reproducimos algún párrafo escrito por el propio Antonio Cifuentes hace ya casi un siglo:

-La gran elevación de las montañas ha permitido hasta hoy la extracción de la hulla en esta zona, sin necesidad de perforar costosos pozos, y aún quedan sobre el nivel del valle algunos millones de toneladas; pero esa cantidad que sin gran esfuerzo se puede extraer durante las futuras preparaciones, no puede ser motivo de tranquilidad y calma para no pensar en la perforación de pozos, por los que, a más de costosos han de ocupar hasta poner todas las labores en condiciones de producir, todo o casi todo el tiempo que se emplee en explotar y agotar totalmente lo que falta de la parte montañosa.

-No debe olvidarse que la ejecución de estos trabajos es lenta, y sepamos también que los resultados no se tocan si no es al cabo de algunos años empleados con orden y método. Las sociedades que sepan prepararse oportunamente y contenerse durante el período improductivo, siempre recogerán el fruto propio de su conducta previsora.

-Siempre ha sido preciso e indispensable el conocimiento técnico y circunstancial para la explotación de los macizos montañosos, la necesidad de esos conocimientos se hará sentir más cuando se agoten esos macizos y nos veamos obligados a buscar las mayores riquezas hulleras en las profundidades. Este tecnicismo, esa acertada dirección, ha de ser, como siempre fue necesaria, imprescindible, digan lo que quieran los que se figuran que el éxito industrial de las minas de carbón sólo estriba en someterlas a un régimen administrativo más o menos cicatero. Por esto, yo quisiera que esto que presento, arrojase mucha luz, fuese la pura realidad respecto a disposición y estructura del coto, como así mismo acerca de la riqueza que encierran sus sinclinales, ya que sobre esas hipotéticas bases nos hemos apoyado para señalar el sitio de los pozos. El emplazamiento de los tres, que me he permitido bautizar, aunque no solemnemente, con los nombres de San Claudio, San Antonio y Santiago, no debe sufrir variación, a menos que así lo exijan motivos muy poderosos y justificados.

Hasta 1936 no se había afrontado la idea de profundizar pozos. La iniciativa de Cifuentes había caído en el olvido, quizás por las buenas producciones que aún se obtenían en los diferentes grupos de montaña. Éste es el año en que se tomó tal decisión, aunque antes se contemplaron unas precauciones con vistas a los costes de los nuevos proyectos. La necesidad de pozos se hizo ya acuciante. El 24 de enero de 1936, el ingeniero director de la Sociedad Hullera Española enviaba una carta a cada uno de los ingenieros jefes de los grupos mineros que se erigieron en el concejo de Aller, que lo eran: el señor Guezala, de los grupos de Melendreros y Vanguardia; el Sr. Baranda, de Legalidad y Cutrifera-Moreda; el Sr. Casares, de Marianas, y el Sr. Miralles, que dirigía los grupos de Conveniencia y Dos Amigos.

Dicha carta estaba redactada en los siguientes términos:

-Con el objeto de poder llevar a efecto unos estudios técnicos que se me piden de Barcelona con la finalidad de ver si podemos acometer de lleno la profundización del pozo Santiago en Legalidad, preciso con la mayor urgencia conocer su opinión por escrito, referente a los siguientes puntos: 1º.- Preparación en las minas o trabajos de exterior que, sin ser de urgencia inmediata, se puedan parar por una temporada que no exceda de dos o tres años. 2º.- Personal de edad o incapacitado para el trabajo, cuya baja definitiva en el mismo, no traiga consigo reemplazar estos obreros por otros. Se estudiará para estos obreros, un régimen de subsidios por la Empresa. 3º.- Beneficios que estas economías puedan ofrecer, en pesetas, y costo al que se podría llegar.

-Como se trata de un estudio del cual, como técnicos, hemos de responder, del margen corriente de responsabilidad que cabe en esta clase de estudios, he de agradecerle que estudie todo esto con serenidad y de una manera ponderada por lo tanto, mas con la celeridad posible, ya que el trabajo que se me pide exige esta premura que solicito de su información.

Cada ingeniero consultado expuso adecuadamente sus pareceres y sus inconvenientes en el desarrollo de los trabajos en el grupo minero a su cargo.

El primer pozo que se profundizó en el concejo Aller, y de nombre San Jorge en lugar de Santiago, como indicaba el director en la carta que hemos reproducido anteriormente dirigida a los ingenieros-jefe de grupos, el año 1938, ya en plena guerra civil. En un principio se pensó que esa profundización sería suficiente con alrededor de 150 metros.

En 1940 se alcanzaron ya las calderas, y en este mismo año se comienzan los anchurones en segunda y tercera plantas, emboquilladas a los 101,33 y a los 151,33 metros de profundidad respectivamente, contados desde el brocal o embarque exterior del pozo. Se realizaron, así mismo, en este año de 1940, unos 118,64 metros de transversales generales en ambas plantas, para cortar los paquetes de capas.

En su momento se dio por terminada la profundización de la explotación allerana con una ceremonia y fiesta íntima, para el personal que había intervenido en los trabajos. Este agasajo tuvo su fecha: Viernes, 7 de junio de 1940.

En este mismo año se comienzan las obras de cimentación de la casa de máquinas, proyectada por el arquitecto Enrique R. Bustelo, cuyas obras pueden calificarse de monumentales para aquellos tiempos. No hubo dificultades especiales en estas obras, pero hubo que luchar con tenacidad con la falta de medios, pues desde falta de explosivos adecuados (dinamita goma), de encendedores eléctricos de retardo, de cables para alumbrado y para las pegas, hasta la falta de bomba adecuada para el desagüe, se ha recorrido toda la gama de inconvenientes que se han suplido con improvisaciones más o menos ingeniosas, pero que han encarecido la labor de cimentación.

Se recibieron en Caborana (Valdefarrucos), en el mes de octubre de 1940, todos los elementos de la parte eléctrica de la máquina de extracción, y ya estaban a disposición en almacén las bombas de desagüe y sus motores y parte del equipo eléctrico para instalarlas, el ventilador y el grupo compresor Ingersoll-Rand de 350 HP. Faltaban, empero, los siguientes elementos para la buena marcha de las obras inicialmente planificadas: Un transformador de 2.500 KVA., que habría de dar energía al pozo, así como la parte mecánica de la máquina de extracción.

En el mes de diciembre de 1940 empezaron a montar el castillete. Fue la empresa Duro-Felguera quien se encargó de este complejo montaje, que quedó totalmente terminado, y con las poleas montadas en la cima de la estructura, el miércoles, 5 de marzo de 1941.

Durante el año 1940 se llegaron a producir en el pozo San Jorge 51 bajas por accidentes, con una pérdida total de 1.083 jornales, que supusieron 7.896,66 pesetas.

El pozo entra en funcionamiento en el año de 1941, a pleno rendimiento. Para dar solamente algunas características de las capas que se explotaban, diremos que la Vicentera tenía un techo de pizarra fuerte, un muro falso de pizarra floja, que es arrancado pues tiene unos 15 centímetros de espesor después de la cual se encuentra un muro firme de arenisca. La capa tiene una potencia media de 70 centímetros. La capa Valdeposadas tiene, tanto el techo como el muro de pizarra fuerte y una potencia media de 75 centímetros. La inclinación de estas dos capas es de unos 42º. La capa Turca cuenta con un techo de pizarra fuerte o arenisca, pues varía según los tramos, un muro de pizarra fuerte, una potencia de 75 centímetros y una inclinación de 40º.

El pozo San Jorge ya hace años que no es de extracción, sino que hace de auxiliar del pozo Santiago, por lo que sus estructuras y dependencias se conservan en perfecto estado en la actualidad. Son ya nada menos que 75 años prestando servicio o ayuda a otros pozos, pero siempre en la brecha.

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