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La Sanjuanada de 1897

Un motín ensangrentado acaecido durante las fiestas patronales de Mieres

Este hecho histórico conocido por "La Sanjuanada" sucedió en Mieres el día 22 de junio de 1897 y marcó el devenir de nuestro concejo en los años posteriores. El suceso lo relataba Julio León Costales en su libro de recopilación "Noticias Históricas sobre Mieres y su Concejo". El día 22 de junio de 1897 daban comienzo las esperadas fiestas de San Juan en Mieres y ante el Ayuntamiento se reunían un número importante de personas que habían sido convocadas para protestar por la subida de las tasas de algunos artículos de consumo. Nadie imaginaba que la protesta acabaría con un saldo de 4 muertos y varios heridos entre las personas que habían sido convocadas. El triste suceso, al ocurrir el día que comenzaban las fiestas patronales pasó a la historia con el nombre de "La Sanjuanada".

En el archivo municipal obran escritos relativos a los sucesos tristemente célebres, y cuya versión municipal queda así reflejada:

En el Salón de sesiones del Ayuntamiento de Mieres a 22 de junio de 1897, reunidos a presencia del Sr. Juez de Instrucción de este partido y del Sr. Alcalde D. Manuel Gutiérrez Díaz-Faes (Alcalde de Mieres en el periodo comprendido entre el 20 de septiembre de 1895 y el 3 de mayo de 1902). La comisión de obreros, compuesta por los individuos: Bautista García, José González, Braulio Sorribas, Cayetano Sorribas, Manuel García Rozado, vecinos los cuatro primeros de esta villa y el último de Panizales, quienes invitados por el Sr. Juez para que concretasen las peticiones y deseo de todos los manifestantes dijeron: que eran sus deseos:

1. Que la Alcaldía adoptase acuerdos enérgicos, a fin de que los comerciantes vendan las especies por su legítimo peso y se examine periódicamente los pesos y medidas.

2. Que las carnes y tocino se revisen también con escrupulosidad para que no se vendan en malas condiciones.

3. Que se obligue a los panaderos a poner en los panes la marca del peso.

4. Que en lo que a consumos se refiere se rebaje la tarifa en los artículos de primera necesidad, y a ser posible se recarguen los de más lujo.

En este estado y cuando la Alcaldía estaba manifestando sus deseos de complacer a los manifestantes, se sintió un tumulto en la parte exterior del edificio producido por los manifestantes que a viva fuerza pretendían penetrar en el local arrojando piedras y disparando tiros de revólver sobre la Guardia Civil que resguardaba la entrada de la Casa Ayuntamiento. Esta fuerza pública y después de haber sido heridos dos de sus efectivos, hizo algunos disparos al aire para contener a los amotinados; pero siendo la agresión cada vez más violenta, hubo necesidad de disparar contra los revoltosos, lo que dio lugar a que pereciesen dos de ellos y resultasen 6 heridos graves y unos 10 u 11 leves. Puestos estos hechos en conocimiento del Sr. Gobernador Civil de la Provincia y en vista de la gravedad de las circunstancias y ante el temor de que los amotinados emplearan la dinamita, de que se decía venían previstos algunos individuos, se les rogó mandase con urgencia más refuerzos para que se restableciese el orden alterado. A las 7 de la tarde y en tren especial llegaba a Mieres el Sr. Gobernador Civil con dos compañías de infantería y el Sr. Comandante jefe de la Guardia Civil. Las piedras arrojadas por los amotinados contra el Ayuntamiento rompieron todos los cristales de los huecos de las 4 fachadas del edificio, teniendo que ocultarse todos los individuos que se encontraban dentro del local, incluso los que componían la comisión de obreros. Es importante destacar que en aquellos años Mieres estaba creciendo demográficamente e industrialmente, desde el año 1887 al año 1900 había crecido el número de habitantes en 5.186 (Año 1887- 12.897 habitantes y Año 1900- 18.083).

El número de los huelguistas no bajaría de 2.900 en la siguiente forma: 1.800 obreros procedentes de los talleres de la Fábrica de hierro, y grupos de mineros de Nicolasa, Baltasara, Mariana, y Corujas, propiedad de la Sociedad Fábrica Mieres. 500 obreros procedentes de los distintos grupos mineros e instalaciones exteriores de la Sociedad "Hulleras del Turón". 200 obreros procedentes de la "Sociedad El Porvenir". 160 obreros de obras particulares de la localidad, incluyendo mujeres y niños/as. 100 obreros de la "Sociedad Unión Asturiana". 100 obreros de las minas de D. Inocencio Fernández. 40 obreros de la Sociedad "Tres Amigos".

Junta Municipal

Después del grave incidente, la Junta Municipal dicta lo siguiente: "La Junta Municipal al reformar las tarifas de consumo ha procurado beneficiar a los obreros y no perjudicarles, según se demuestra a poco que se reflexione. Debe tenerse en cuenta que la inmensa mayoría de los obreros son mineros y que estos consumen para el alumbrado de la mina como para el condimento de sus alimentos el aceite de olivo, en cuya especie, que puede decirse que es la más importante para el minero se han rebajado 6 céntimos el litro. También se han rebajado 2 céntimos en kg, a las carnes saladas procedentes de fuera del concejo para que este artículo lo puedan adquirir con más economía. Bien es verdad que se gravado con 3 céntimos más que en la tarifa vigente las carnes vacunas frescas, pero este gravamen afecta más a las clases acomodadas que a los pobres y menesterosas por ser insignificantes el consumo que hacen de esta especie. El pequeño aumento de 15 céntimos en los 100 kilogramos de harina no merece la pena ser mencionado. El maíz forastero que estaba exento en la tarifa de los años anteriores se gravado con 60 céntimos los 100 kilogramos, exento lo recolectado en el término municipal, siendo por tanto beneficioso a los labradores del concejo el citado gravamen, debiendo advertirse que los obreros no consumen pan de maíz, sino el pan de trigo".

Es indudable que la buena fe y sencillez de los obreros explotada por elementos perturbadores, a quienes se les hizo saber que el aumento de 60.000 pesetas (360,61 euros) obtenido en la subasta de consumos era debido a que las tarifas habían sufrido un aumento considerable, diciéndoles que los pescados iban a pagar, que el maíz de todas clases se había también gravado; que las harinas iban a tener un aumento de una peseta en arroba y que los pollos pagarían desde el próximo ejercicio 25 céntimos cada uno, dio lugar al conflicto que todos lamentamos. El aumento obtenido en la subasta no se debe a la alteración de las tarifas, sino al crecimiento de que día a día adquiere la población y por consecuencia mayor consumo, o tal vez a la falta de cálculo del rematante. Hay que tener en cuenta que por aquellas fechas el Ayuntamiento contrataba con un particular el cobro de los arbitrios, y el rematante se encargaba después de cobrar las tasas aprobadas, motivo por el cual tuvo lugar aquel año la protesta del vecindario, que terminaría en tragedia.

En el Registro Civil de Mieres consta la relación de fallecidos en aquella fecha, y es la siguiente:

1) D. José Solana Sánchez, vecino de Bullidoso, (falleció el 22 de junio de 1897, a las 5 de la tarde, de un bayonetazo, estaba casado).

2) D. Gabriel Álvarez Álvarez, vecino de Estayes, (falleció el 22 de junio de 1897, a las 8 de la tarde, de un disparo, estaba casado).

3) D. Daniel Álvarez Argüelles, soltero, falleció el 22 de junio de 1897, a las 8 de la tarde de un tiro en el vientre).

4) D. Antonio Arias Suárez, vecino de Seana (falleció a las 8 de la mañana del día 25 de junio de 1897 por las heridas sufridas por una bayoneta, recibida el día 22 de junio de 1897 por la tarde, estaba casado).

Ayudas

Hay tres escritos de otras tantas personas solicitando la ayuda que el Ayuntamiento concedía a los heridos, son ellos:

a) D. José Solís García, vecino del Campo (Santo Emiliano), que fue uno de los heridos de bala en la tarde del 22 de junio próximo pasado, por cuya causa todavía se encuentra en el Hospital Provincial.

b) D. Santos Argüelles, vecino del Acebedo (L'Acibíu), que fue mandado al Hospital Provincial por órdenes de la Alcaldía, quedando una pierna inútil para el trabajo.

c) D. Fructuoso Castañón Viñuela, vecino de Rodiezmo (León), que permaneció 93 días en el Hospital de Oviedo, y quedo sin poder dedicarse a trabajo alguno.

Buscando alguna justificación para tan dramático suceso es importante saber que Mieres había crecido y se desarrolló como municipio urbano en los albores de la primera industrialización española ocurrida en la segunda mitad del siglo XIX, sobre la base de la hulla, produciéndose de este modo un desarrollo minero y siderúrgico importante. Basta decir que en 68 años (entre los años 1842 y 1910), tuvo un crecimiento demográfico de 21.392 habitantes, y estos siguieron creciendo sistemáticamente hasta el año 1960, que marca el tope de habitantes de nuestra villa con 70.871, a partir de ese año, en el censo municipal los habitantes de nuestro concejo comenzaron a bajar drásticamente.

La revuelta social producida en Mieres el 22 de junio de 1897, surge por la afectación de las condiciones salariales de los trabajadores que se produjeron de forma puntual en determinados momentos del crecimiento de la villa y la subida de algunos artículos de consumo, en aquel delicado momento, desató en la ciudadanía más humilde y reivindicativa una crisis de subsistencias y necesidades vitales que se necesitaban cubrir, estas circunstancias fueron relevantes para el motín. La tardía u olvidada solución de estos problemas por parte de los gobernantes de Mieres en aquella época, provocaron la movilización y sus posteriores consecuencias.

Aquí queda reflejado aquel motín para aquellos que les tiente la curiosidad histórica de "La Sanjuanada", que ya forma parte de la pequeña historia Mierense y un día conmovió a la opinión pública de Mieres y Asturias.

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