El dicho era y es: "Santiago y cierra España", pero algún escritor de buenas luces cambió el cierre por la apertura a una España abierta a culturas y a un racionalismo más sensato.
Yo hoy quiero abrir a Santiago hacia Sama, a unas fiestas que no se pueden cerrar aunque haya pleitos por el medio, a que unas cuantas personas -hosteleros de profesión- quieran mirar atrás y recordar lo que antes hubo, porque el pueblo se lo merece y los foráneos quieren pasarlo bien, porque todos ellos también se lo merecen.
Yo me acuerdo mucho de aquella festividad; del jolgorio, de los barraquistas en el parque, de los bailes en La Montera. De aquel montón de gente paseando por la calle Dorado cerrada al tráfico.
¿Volverán aquellos tiempos? ¿Volverá aquella ilusión? Yo apuesto por todo ello, aunque no asista, pero me enteré por LA NUEVA ESPAÑA de que intenta recuperarse esa alegría que yo recuerdo con Santiago, como ha sucedido en estas fiestas que acaban de celebrarse. Y que se abra a todo lo que se merece. Espero que lo hayan pasado bien y que la fiesta resurja por que Sama y sus vecinos se lo merecen.
