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Dando la lata

El yogur

Acabo de ver una foto del presidente del Principado comiendo un yogur. Bueno, al menos está. Porque yo ya comenzaba a preocuparme. A ver si este hombre se ha largado y aquí nadie se dio cuenta. Pero no: come yogures en la sede de la Central Lechera. Luego está. Aunque no lo parezca. Que no lo parece. Lo que tardamos en tener Presidente tras el harakiri casquista y ahora es como si no lo tuviéramos. La verdad es que no sé de él más que por los saraos del PSOE en Madrid, en los que suele aparecer en primera fila con esa carita de lástima. Bueno, y ahora, por el yogur. Menos mal que nos queda la Central.

Para que luego digan que todos los políticos son unos figurones. Hasta para eso somos diferentes en Asturias. Nuestro primer político es prácticamente invisible, una entelequia, un suponer. También es verdad que si te pones a buscar fotos suyas en Google, te salen unas cuantas con Villa, Cascos, Rubalcaba? Es preferible el anonimato, pasar a la clandestinidad. Estar siempre en el "candelabro" no trae más que disgustos. Y ahí está la fototeca para recordártelo de vez en cuando.

¿Qué opinión podemos tener los asturianos de nuestro Presidente? Ninguna. Y serán multitud los que necesiten que se les refresque la memoria con la foto del yogur. Para mí que este hombre, como se le ocurra dimitir, se va para casa y no se percata nadie de que hay que reponer la plaza. ¿Se imaginan a Revilla en Cantabria haciendo lo mismo, así, en silencio, discreto y recogido? Le da mal. No creo que aguante callado lo que tarda en cocer un huevo.

Aunque bien es cierto que el refrán dice "Líbreme Dios de las aguas mansas, que de las bravas ya me libro yo". Igual tenemos a Javier Fernández haciendo una tremenda labor sorda y sigilosa que nos catapultará en un futuro próximo al liderazgo peninsular. Hombre, por favor, tenga el detalle de contener la risa, que no lo sabemos y, por tanto, no es descartable del todo. Y, mientras se desvela el misterio, sepa usted que, al menos, nuestro Presidente come yogur. Algo es algo.

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