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Desde la Meseta

Ahora, las Olimpiadas

De no poder ir a Río Janeiro, siempre tiene la opción de practicar el llamado "sillón bol", sentado en casa viendo la tele o leyendo el periódico con las noticias y medallas de oro, plata y bronce, ganadas por nuestros atletas. Así tampoco se pierde los movimientos de fichas efectuadas por nuestros políticos, que también son un rato entretenidas, aunque en algunos casos nos pongan de mala leche. Porque esas son otras olimpiadas de fondo, cuya cinta final tendrá que romper el primero que llegue. De esta forma y manera, si usted está en la playa, montaña o en el pueblo más alejado, siempre tiene la oportunidad de no enterarse de nada hasta su regreso, donde volverá a tener la oportunidad de hablar y hasta discutir distrayéndose de las rutinarias tareas del trabajo, o dándole la razón al jefe... Bueno, o chinchándole para cabrearle más.

Porque esto de las Olimpiadas tanto atléticas como políticas es algo así como aquella canción del ferrocarril: "Y los trenes de la Renfe sólo tienen una pega, que se sabe cuando salen, pero nunca cuando llegan". Y esto no son cosas mías, sino de todos y para todos. Si ya disfrutó de las vacaciones y retornó, feliz usted porque lo cuenta. Si por contra se va ahora, también feliz y que lo pase bien. Eso sí, luego nos lo cuenta, será buena señal.

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