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Desde la Meseta

Fin de semana

Una realidad contada por un amigo que estaba de un cabreo... Se lo cuento y saldrán de dudas. Una familia determinó irse de viaje. El sitio no importa porque puede ser cualquiera del Levante español. Eran ocho y un perro. Alquilaron un gran piso por internet y para allá se fueron un largo fin de semana. Cuando llegaron tuvieron que acercarse al lugar de trabajo del dueño. Les dio las llaves, la dirección completa y se fueron no sin antes de depositar una fianza.

Llegaron al piso, al gran piso. Y lo primero que observaron es que la mosquitera de una de las habitaciones estaba estropeada. Mi amigo y la familia no creyó importante tal avería y pensó que el dueño ya lo sabría. Al día siguiente observaron que había una gotera en el techo de uno de los baños y, a su vez, el perro que llevaban, un poco inquieto, había dejado en una de las paredes las huellas de sus patas delanteras.

Entonces mi amigo consideró que debía llamar al dueño y contarle todo lo ocurrido y, sobre todo, sentirse responsable de los daños causados por el perro. El dueño respondió de buena manera y dijo que cuando ellos se marchasen enviaría personal para arreglarlo todo. Y así acabó la historia. Aparentemente, claro, porque esto continúa y de qué forma.

A los o dos tres días de haberse acabado ese vacacional fin de semana, mi amigo recibió un correo que decía, más o menos, que la mosquitera la habían roto ellos, porque originalmente estaba bien, que no había fuga de agua en ningún baño, sino mal uso de la ducha y que, efectivamente, tendría que pintar toda la pared por culpa del perro. Y cerraba el e-mail diciendo que no solo no les iba a devolver la fianza, sino que presentaría una denuncia en el juzgado por todos los daños. Y cerraba diciendo que no le contestase, puesto que él ya no tendría nada que responderle.

Estas cosas pasan cuando las cosas se hacen de buena fe, por una parte, y muy mala leche por la otra. Así que ojito con los alquileres, sobre todo a quienes alquilan chozas por Palacios.

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