La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

A mi aire

Somos números

Para ponerme a teclear esta opinión, lo primero que tuve que hacer fue insertar mi contraseña -letras y números-, porque caso contrario aunque mi ordenador lleva años conmigo, no me reconoce.

Simple muestra de en lo que todos estamos atrapados en clave numérica un tanto despersonalizada, ya que ni siquiera nuestro nombre completo sirve para identificarnos en la mayoría de los casos.

Siguiendo con el ordenador, de nuevo en cualquier servicio de los que ofrece, debes de incluir nueva clave personal para poder acceder.

Para poder contactar con cualquier compañía al uso, cuales pueden ser eléctricas, gas, telefónicas, seguros, y decenas más, lo primero que te solicitan es tu D.N.I , el resto huelga, aunque posteriormente te solicitan confirmes tus datos para contrastarlos con los que ya disponen.

El cajero automático se pone serio si tecleas dígito incorrecto, el móvil te avisa de que como sigas confundiéndote al marcar el pin te corta el grifu, en variados sitios previo sacar número debes de estar atento a la pantalla para que no caduque tu turno, da igual que sea en un supermercado, que en cualquier sitio oficial de la administración para solucionar problemas burocráticos.

En tu centro de salud, o en el hospital, el número de "historia" médica es lo primero que te piden; si dispones de alarma, o caja fuerte, pues a seguir sumando números. Incluso en el cementerio donde tenemos nuestro "último apartamento" también está controlado por los dichosos numeritos como objeto fiscal. Con seguridad existen muchos más, tantos que se necesita agenda para poder acordarse de todos ellos. Así que al final uno creía que se llamaba José Manuel, ¡pero que va! Pues la realidad me dice que soy simple número en los más variados aspectos. Pero nada, ye lo que hay.

Compartir el artículo

stats