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Vuelta al trabajo

El uso del auditorio del parque de Jovellanos

Punto final al verano del 2016. Pese a que, con las nuevas tendencias, quedan retazos vacacionales, hora es de ponerse de nuevo la ropa de trabajo e iniciar un nuevo periplo de participación, no solo de interés crematístico personal, sino también participativo. Precisamente Mieres es una de las zonas asturianas con más urgencia y exigencia de ponerse la ropa de trabajo y comenzar a caminar con el sano deseo de cambiar el panorama desértico de los últimos tiempos y poner en marcha la máquina de una acción colectiva capaz de sacar del actual estado de indiferencia y pasotismo, el paralizado ambiente que ahora mismo se respira. Baste, como muestra, echar un vistazo a la acertada publicación de LA NUEVA ESPAÑA, con su guía de verano de estos meses, para comprobar que, salvo algunas pinceladas festeras, el nombre de Mieres brilló por su ausencia.

No deseo seguir dando vueltas a la noria con la carencia de elementos inspiradores de cara a un conjunto de revulsivos que devuelva, a esta casa de Teodoro Cuesta, el brillo y el movimiento de antaño. Que cada cual, autoridades y ciudadanos, pongan la mano en el pecho y reflexiones unos segundos. Después veremos los resultados.

De todas formas no sobra recordar que existen cuestiones de peso exigiendo a gritos un tratamiento inmediato. ¿Va a quedar en su actual estado el barrio de La Villa, cuna y origen de la capital del condado? ¿Seguirá criando malvas su edificio más antiguo y emblemático, la llamada Casa Duró? ¿Se materializará en algo positivo el entente cordiale entre Ayuntamiento y Fundación de la que fue Caja de Asturias, acerca de sus instalaciones en la calle Jerónimo Ibrán? Son algunos de los interrogantes que surgen así, como por encanto, pero existen muchos más, tanto en la panorámica urbana de Mieres, como en diversos puntos del concejo. Sin ir más lejos el valle de Cuna y Cenera presenta otra vez sus credenciales para optar al Premio de Pueblo Ejemplar de Asturias. ¿Cuántas van? ¿Existe un estudio riguroso de sus cualidades, elementos enaltecedores, rasgos de pura historia, todo ello debidamente sazonado por sus valores gastronómicos y sobre todo con el beneplácito total de sus fuerzas vivas? Silencio, se rueda.

La propuesta: Pues, en esa línea de ponerse el mono de trabajo, se ha visto claro en el aún tradicional veraniego de asturianos, muchos de ellos con carta de habitabilidad en las cuencas mineras, dentro del marco leonés. Tal hecho ocurrió hace unos días en Villadangos del Páramo, concretamente, los que ocupan una importante representación de la urbanización Camino de Santiago. Siguiendo la invitación del ilustre asturiano el ingeniero José Antonio Priede, se reunieron en comandita gastronómica, pir cierto, muy sabrosa, para hacer votos con vistas al próximo año después de cumplir, cada uno, con sus responsabilidades personales y colectivas. Un aplauso.

La crítica: Sin más y con el mejor de los deseos hacia los peques protagonistas, considero un peligro que la cancha del auditorio de los Jardines Jovellanos, sirvan constantemente para juegos de balón y similares. Hay que darles otra opción. Ojo pues ¡al dato!

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