Mineros y transportistas andan a la gresca por el transporte del carbón de importación, que sustituye al nacional en las centrales térmicas y provoca el cierre de las minas españolas, despidos y el despoblamiento de las comarcas productoras. La ansiedad puede provocar que se confunda el medio con el fin. El transporte no es el culpable de la situación de la minería. Los camioneros, la mayoría autónomos, no deben pagar las consecuencias con agresiones. También es comprensible, si se dejan a un lado los ataques, que los mineros busquen defenderse, como lo hace Rita Barberá resguardándose bajo el aforamiento del Senado, aunque abandone el PP. Los mineros anuncian movilizaciones ante la gravedad de la agonía de su sector, provocada por decisiones o indecisiones políticas del Gobierno y la actitud de las compañías eléctricas. Sean cuales sean las protestas, no deberían dirigirse a los puertos por los que pasan los camioneros. No tienen ninguna culpa.
