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Desde la Meseta

Ni fumo ni bebo

Me visitaba un antiguo compañero y nos contábamos historietas de nuestra época de trabajo. Él se había jubilado en 2000 y yo un año antes, en 1999. En aquella época mi compañero iba al fútbol y no se perdía un partido, fuese a la hora que fuese. Ahora, dice él, como los horarios difieren mucho de los habituales de aquella época, se hizo muy comodón y dejó de ir. Dice que si lo siente es porque deja de ver a un grupo de amigos que sólo se veían entonces y ahora se ve con ellos de vez en cuando y por separado. También me cuenta que al dejar el fútbol también dejó de fumar un puro, que era lo que le gustaba saborear en esos 90 minutos, más o menos, de partido, con lo cual sus aficiones y sus vicios comenzaban a desaparecer.

Por todo ello, al final de nuestras quejas por la edad, me acorde quien decía muy seriamente: "Yo no tengo vicios, ni fumo ni bebo, ni voy a misa". Quizá lo ultimo era por hacerse el simpático, pero a mi amigo no le pregunte si lo de no ir a misa era una realidad o el complemento de mi viejo y mal chiste, porque sigo queriendo conservar su amistad y las bromas no sé hasta dónde pueden llegar. Y yo le pregunto a usted, ¿conserva algún vicio, añado, de los sanos?

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