El Ayuntamiento de Langreo nos da la buena noticia de que dispone de un remanente, que en definitiva es una reserva o sobrante, de 6,5 millones de euros, más si conlleva que parte de ellos se van a dedicar a solucionar problemas acuciantes desde hace tiempo.
Aunque al cocer todo mengua, en este caso por los recovecos legales, y hablando en plata, la cosa se queda en millón y medio para lo más perentorio.
Las previsiones -entre otras- son el asfaltado de carreteras, que es de suponer que las zonas rurales tengan prioridad, además de tapar los baches que abundan por todos los sitios.
Lo de la sustitución de los contenedores, que también está incluido, resulta prioritario, dado que en su inmensa mayoría son un foco de infección, así que ¡aleluya! A la espera que comiencen por los de mi calle, que son de auténtica vergüenza.
La lástima es que del dinero citado hay que detraer una importante partida para dedicarla a indemnizaciones por pésima gestión, en su momento, por lo cual habría que pedir responsabilidades, supongo que al Principado, que alegremente los daría de paso y tira que libres, por parte de los encargados de su gestión en diversos municipios.
En el momento actual, Langreo necesita que se dé un meneo a una serie de temas con la máxima urgencia. Y los que ahora se proyectan están entre ellos, dando un giro copernicano -como simple ejemplo- a una suciedad y abandono que saltan a la vista.
Las "batallitas" pueden estar bien para entretener al personal y de paso obviar a lo que a todos nos interesa y afecta, que resumiendo no es otra cosa que el funcionamiento correcto de todo lo que nos rodea.
Al final, quedamos a la espera de que todo se concrete en realidad y, a la vez, servirá para que tanto los langreanos como los visitantes que por aquí se acercan disfrutemos de un concejo más amable en el amplio sentido del término, pero sobre todo plasmar el deseo de que se pongan cuanto antes manos a la obra.
