Les hable muchas veces de que me gustaba mucho el cine. Que vi, mejor que absorbí, películas de todo tipo. Pero nunca les comenté que solo una vez salí de la sala antes de que acabase la proyección y, miren por donde, hará cosa de un par de meses, en televisión se proyectaba esa película precisamente y su título bien creía que ya había desaparecido: "Tarde de toros". Me cansó, me aburrió de tal manera, que me echó a la calle y lo simpático del caso es que, a pesar de tener mala memoria para los títulos y actores, ésta precisamente no se me olvidó.
Y este jueves pasado, por la 2 echaron "Dragón rapide" que trataba de la puesta en marcha de la Guerra Civil española por el general Franco desde Canarias. Y no me aburrió y hasta se me hizo corta. No era cuestión de ser de derechas o de izquierdas, sino de algo histórico muy nuestro, que tontería, como bien pudiera ser "Tarde de toros", pero solo que esta última llego a cansarme desde el inicio.
No soy amante de los toros, como tampoco soy contrario a la fiesta nacional de tal ganadería, aunque los motivos militares siempre me gustaron y así me harté de ver películas de la Segunda Guerra Mundial.
Un día de estos también vi y oí en la televisión que se estaba dando color a la película de nuestra Guerra Civil, con lo cual, aunque es tristeza para muchos españoles de un bando u otro, el color le daría más viveza y nos situaría en otro lugar más real. Esperemos pues ese arreglo tan nuevo.
