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Desenterrando la historia

Bustiello, el poblado que surgió de las minas

La declaración de Bien de Interés de Cultural para un enclave ejemplo de la vieja promoción empresarial

No cabe duda de que el poblado minero de Bustiello explica a sus visitantes una buena parte de la historia de Mieres, al menos en lo que se refiere a su pasado industrial. Por eso, el pasado 8 de marzo, el pleno del Consejo del Patrimonio Cultural de Asturias acordó declarar como Bien de Interés Cultural (BIC) a este poblado, a los cuarteles de Santa Bárbara, a la mina de montaña "Dos amigos" y a sus instalaciones vinculadas.

Localizada en la parroquia mierense de Santa Cruz, esta pequeña población es un ejemplo de lo que se conoce como poblado minero de promoción empresarial. Considerado por muchos un paradigma de urbanismo, arquitectura y artes aplicadas, surge entre la última década del siglo XIX y la segunda década del siglo XX, bajo impulso de la Sociedad Hullera Española, la cual era propiedad de los marqueses de Comillas. Dos de las construcciones más importantes a lo largo de la historia fueron la iglesia y el casino, ya que desde sus inmediaciones se trató de adoctrinar a sus trabajadores. Si seguimos un orden cronológico, citaremos primero a la iglesia, la cual se construyó en un sitio pintoresco, al lado del río Aller y en medio de dos grandes montañas. Este templo de Bustiello, fue levantado por la Sociedad Unión Hullera Española en la época en la que era presidente el segundo marqués de Comillas, Claudio López Brú. Éste había heredado de su padre, Antonio López, una formidable fortuna que había hecho en América. Según la creencia de varios autores, Antonio consiguió parte de su fortuna traficando con esclavos con destino a Cuba.

Pero volviendo a Bustiello, el acto de inauguración de la iglesia tuvo lugar en octubre de 1894, contando para ello con la asistencia de toda la plana mayor de la Hullera junto a varios representantes de municipios próximos. No obstante, destacaría especialmente la ilustre presencia del Marqués de Comillas y la del gerente del coto minero de la Sociedad Hullera Española, que en esos momentos era Santiago López, sobrino del Marqués. Estuvo el obispo de Oviedo, que en esa época era Martínez Vigil, y el político Alejandro Pidal y Mon, quien según la prensa de la época "tenía en determinados círculos una bien ganada fama de cacique y que hacía poco había emparentado con la familia Guilhou". De igual modo, acudieron tal día un buen número de personalidades de la alta sociedad asturiana. Después del acto religioso que ofició el obispo de Oviedo, se sirvió un espléndido lunch para los invitados, y un almuerzo para los obreros. También se repartieron numerosas raciones de pan para los pobres.

La arquitectura del templo inaugurado en ese momento según la prensa de la época era de "estilo románico-bizantino, siglo XII, con una sillería preciosamente labrada. Tenía capacidad para contener a un centenas de almas cómodamente en sus naves y tribunas". Pendientes del crucero y de la nave central estaban dos grandísimas coronas de luces y de bronce riquísimamente talladas, de unos 2,25 metros de largo. Cada una contenía 70 luces y 5 hachas mayores, a razón de 700 pesetas la corona. De igual importancia al ser un trabajo plástico muy esmerado era su vía-crucis en busto, sin olvidarnos de los 16 candelabros de bronce con los que contaba, también preciosamente tallados a un tamaño de 0,50 de alto. Los vasos y las vestiduras sagradas son de modo similar un modelo de riqueza y estilo uniforme con la iglesia, en consonancia a su gusto extraordinario. En ese sentido, se debe destacar la fuerte inversión de dinero que realizó el marqués de Comillas en el concejo, sobre todo en lo relacionado con la iglesia y su entorno, llegando a invertir unas 500.000 pesetas en la construcción de la iglesia de la Colonia Central de Bustiello. En particular, el aristócrata también destinaría 150.000 pesetas para la reedificación de la parroquia de Ujo y destinaría concretamente 200.000 pesetas para hacer lo propio con las de Moreda y Santa Cruz.

Otro edificio importante para Bustiello fue el casino. Su historia comenzaría en octubre de 1893 con la simbólica colocación de la primera piedra. Esa misma tarde, se concentrarían en masa centenares de trabajadores de la Hullera Española con sus familias, siendo tantos que apenas permitían contemplar el paso parsimonioso de la locomotora y de sus dos coches de pasajeros entre la muchedumbre. Tal fue el caso, que los silbidos de la máquina fueron ahogados casi por completo por las voces de aquella multitud que lanzaba incesablemente vivas al marqués de Comillas.

Para festejar tal acto, los operarios de la Hullera Española y sus acompañantes fueron agasajados por parte de la empresa con medio litro de vino para cada uno, más una generosa cantidad de pan, chorizos y fruta. Además, el marqués entregó en el acto tres mil reales, que divididos en lotes fueron adjudicados a varios trabajadores. Según los periódicos del día "el entusiasmo rayaba el delirio y aquella manifestación de agradecimiento y simpatía era conmovedora". Esta construcción fue diseñada por José Revilla y abrió sus puertas en el año 1895 para convertirse en la sede del Círculo Obrero Católico. En la planta baja se instalaron las aulas, el salón de actos y la biblioteca, mientras que en la superior se habilitaría la sala de juntas y la vivienda del encargado. Diseñado como espacio de ocio para los habitantes del poblado, serían los Hermanos de la Salle los que organizarían las diversas actividades para los obreros y sus familias. De esta forma, se trató de controlar el ocio de los vecinos con un casino llamado "Círculo católico", donde su función principal era alejar a los mineros de las tabernas, consideradas por la empresa como espacios propicios para fomentar las malas costumbres y animar las revueltas sociales. En la actualidad este edificio es de propiedad privada.

Pasados varios días de la colocación de esta piedra y después de visitar los puertos de Avilés y de Gijón, el Marqués de Comillas regresó a Ujo, donde fue objeto de continuas manifestaciones de simpatía. Entre tanto, se dotó a la iglesia con un capellán nombrado y pagado por la empresa, y además se construyó una escuela de niños que desde muy temprano se puso en manos de la institución religiosa de los Hermanos de la Salle. También se erigió un sanatorio al que se adosó la escuela de niñas, bajo la dirección de las Hermanas de la Caridad. Unos años después de estas notorias inauguraciones se comenzaron a construir las viviendas. Tanto el sistema de construcción de viviendas, como el de la adjudicación de estas fue muy lento, ya que se iniciaría en el año 1902 y no finalizaría hasta el año 1917. Por lo que al año se construían entre tres o cuatro casas que se sorteaban entre los trabajadores que demostrasen una buena conducta en sus obligaciones con la empresa. De esta manera, Bustiello no sólo albergaba a trabajadores de buena conducta, sino que además, en su conjunto, era una expresión de la convivencia en armonía que la empresa había ideado para sus centros de trabajo, y un proyecto destinado al fomento de las buenas prácticas, dentro de los principios generales de la encíclica Rerum Novarum, acordes con las creencias católicas del Marqués de Comillas, dueño de la SHE.

La razón de esta diferencia entre la cuenca de Aller y otras de Asturias, es debido a que el marqués de Comillas, a la hora de establecer e instalar las explotaciones cuidó como base primordial todo lo referente a la religión de sus mineros. Los dos pensamientos que en la administración de las empresas que dirigía el marqués de Comillas, regían, eran según sus palabras: "Mi conciencia me dice estoy obligado a corresponder con mi labor personal hasta donde alcance a la confianza de los que han colocado su fortuna en mis empresas". Y como segundo pensamiento el de "el sacrificio que me exigen mis deberes lo cumplo con gusto, por creer que es misión de signada por Dios, atender a las innumerables personas que de mis industrias y empresas viven". Se debe señalar al respecto de su fe, que aún sigue abierto el proceso de beatificación de Claudio López Brú a pesar de haberse iniciado en 1948.

En otro orden de cosas, debido a la crisis del carbón de 1967, la empresa Hullera Española se integra en la empresa pública Hulleras del Norte S.A. Por ese motivo, el poblado minero pasó a formar parte del patrimonio de Hunosa y las viviendas obreras que estaban en arriendo fueron vendidas a sus inquilinos en 1970.

Destacaremos finalmente que en la última década del pasado siglo, varios edificios fueron restaurados por diferentes escuelas taller de Fucomi. Buena prueba de ello es el Sanatorio, con el cual se hizo un magnifico trabajo de recuperación. Actualmente, la desidia de las diferentes administraciones y principalmente la actuación de los vándalos se han encargado de volverlo a convertir en una ruina. Es por ello, que me gustaría aprovechar la oportunidad que me brindan estas líneas para solicitar a quien le corresponda que inicie un trabajo de recuperación que le devuelva el esplendor a la zona.

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