La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cosas de Duke

Marcelino M. González

Mi sombrero y yo

Me lo soltó así: "Soy el primero en conocer las ideas que pasan por tu cabeza. Estoy tan cerca de ella que no se me escapa nada de lo que piensas. Deberías saberlo y posarme en una percha cuando empiezas a tener ideas malévolas. No me gustan algunas de ellas y me encojo, o es que a lo mejor a ti te ha crecido la mollera. Soy un sombrero con clase y no quiero participar de oscuras maquinaciones y que, en alguna ocasión, lo hagas público en ese periódico en que escribes".

Fue ese tocado que llevo por montera y protege mis neuronas, o lo que queda de ellas. Airado, me lo quité y lo azoté contra un estante de la librería. No se quejó, es flexible, pero sí balbuceó algo inaudible para mí, como hacen todos los sombreros cuando se sienten rechazados.

Me serené y volví a colocarlo en su sitio, sobre mis pensamientos. Y prosiguió: "No deberías tratarme así. Yo no te inspiro esas atrocidades, solo pretendo que atemperes tu malhumor y que pienses que gracias a mí aún conservas la cabeza sobre tus hombros. Un día seré viejo y ya no me tendrás contigo. Perderás un buen consejero que no podrás sustituir por cualquier otro, como ese flamante Panamá que te empeñas en poner en verano y que te hace parecer a ese amigo tuyo al que llamas el Caballero del Mississippi. Yo soy lo que necesitas, pero sin ti no dejaría de ser un sombrero cualquiera. Sin personalidad, sin tiempo. Soy tu Pepito Grillo, tu conciencia, aunque tú en nada te parezcas a Pinocho. Cuídame, porque nos complementamos. Sin mí no eres más que una cabeza alocada que deambula entre las ideas sin saber para qué sirven y de qué están hechas. Recuérdalo, yo soy quien te las pone en orden".

Mi tejado me dio que pensar con sus susurros. Me lo calé hasta las orejas y le dije en el mismo tono que él me había hablado: "No te irás, ¿en qué cabeza si no estarías mejor que en la mía? Quédate conmigo, yo te cuidaré hasta que ambos seamos viejos. Tanto como la historia".

Compartir el artículo

stats