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Huelga de deberes escolares

Reflexiones sobre las tareas que los maestros les imponen a los alumnos para hacer en casa

Fui maestro de la escuela pública, durante treinta y seis años. Ya de aquella la controversia de los deberes escolares estaba servida. Yo no mandaba muchos, no me gustaban. Se esgrimían algunos de los actuales argumentos, en contra de ellos. Hay razones para denostar los deberes escolares; también, para lo contrario. Entre otras, una que se baraja como "inapelable" para negar los deberes es la que los conjetura como "discriminatorios" socialmente. Así, no es lo mismo un niño o una niña de clase media típica, en la que tanto la madre como el padre, por razones económicas, sociales y académicas pueden ayudar en los deberes, sino que, además, colaboran con ellos y con bibliografía. Todo lo contrario ocurrirá en familias que por circunstancias sociales, económicas y culturales depositan su saber en la escuela, en el profesorado y nada saben o poco sobre los deberes escolares.

No es baladí el argumento; mas también, algunos contra argumentan dándole la vuelta diciendo que el alumnado de esa clase media "pudiente", sin la obligación de los deberes, podrá asistir más holgadamente a la clase particular consiguiente o a las actividades de inglés, kárate... sin el agobio de las tareas escolares; lo que no parece que podrá hacer el alumnado de la clase "menos pudiente", que se quedaría sin el supuesto refuerzo que parece aportan los deberes escolares (digo parece, ya que no está constatado).

Es decir, no nos hagamos trampas en el tema. No vale denunciar los deberes escolares para poder hacer otras tareas igualmente académicas e invasivas, además de caras. A lo mejor, sin querer, se está poniendo el estatus social por encima utilizando para ello al hijo e hija. Cuidado, pues.

Siempre pensé como maestro y padre, ahora abuelo, que la niña y el niño tienen que tener tiempo para jugar libremente, también para aburrirse y para compartir entre los amigos y amigas, así como con la familia, sus inquietudes y aventuras. Considero que no es positivo, sí contraproducente, el estrés a que sometemos a nuestro alumnado. Las tareas escolares (algunas) fuera de la escuela pueden resultar asfixiantes y tal como están concebidas lo son, de tal modo que el juego y la comunicación social y familiar quedan difuminadas en base a ese supuesto reforzamiento de las tareas de aula.

Pienso que la actual convocatoria de la "huelga de deberes" a nivel nacional por la CEAPA, todos los fines de semana del presente mes, obedece a que están en juego muchas consideraciones de las comentadas y otras que subyacen y no son inocentes. Sin embargo, no veo clara tal convocatoria, me parece una intromisión de las AMPA, en la escuela pública, en un tema muy poliédrico sobre el que hay muchas aristas que necesitan sosiego y un debate leal y honesto. ¿Deberían las asociaciones de decinos de Langreo, por ejemplo, convocar una huelga en la central térmica por la polución atmosférica que produce? Algo raro, ¿o no?

Recogiendo la opinión del amigo y maestro Melquiades García, parece que se resume bien la controvertida huelga sobre los deberes escolares: "Como en tantos otros temas, la virtud en el término medio. Parece claro que en ocasiones el alumnado de cualquier nivel educativo puede encontrarse con exceso de deberes con cuantas objeciones esto pueda merecer. No menos que con frecuencia resulta oportuno que se completen las tareas llevadas a cabo en el aula con otras que implican trabajo individual gestionado por el propio alumno/a fuera del centro. Y por supuesto con tiempos de reflexión y estudio. Podríamos hablar de que la ausencia de tiempo libre viene con frecuencia determinada por el exceso (¿o ahí no vemos nunca el problema?) del dedicado a actividades complementarias (los entrenamientos y competiciones de ciertos deportes que van más allá de toda lógica en ciertas edades) (...) Se puede y debe pedir al profesorado coordinación y sentido común al planificar esos deberes y evitar que se produzcan excesos, pero hay muchas razones para discrepar en esta ocasión de una "huelga" de estas características, empezando por lo que supone de desautorización del cuerpo docente. Como mínimo, cuestionable. Tampoco los padres tienen por qué tener siempre la razón".

En fin, se ha abierto el debate: debatamos y aclarémonos. Pero, también lleguemos a acuerdos y no mareemos al alumnado con desautorizaciones mutuas.

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