Hemos dado tantas vueltas con las leyes de Educación que ya no sabemos cómo están colocados los pupitres. De las reválidas a la EGB y el BUP, pasando por la LOE y la LOGSE, para llegar a la LOMCE, que ahora se pretende derogar, ha pasado tanto tiempo perdido que ni Marcel Proust podría recuperarlo. ¿Es tan difícil alcanzar un acuerdo para mantener una política educativa firme y continuada, sin cambios y vaivenes? Pues aquí en España sí, es una tarea hercúlea, quimérica, aunque en otros envidiados países como Francia o Finlandia hace años que lo han conseguido. Tras veintitantos años de estudiante y los ya acumulados como padre de estudiantes, no me atrevo a decir cuál es el camino. Pero el sentido común me dice que entre el pinta y colorea y tener que aprenderse con 10 años las producciones agrícolas de Tierra de Campos debe encontrarse una lección que compagine aprendizaje, esfuerzo y respeto y que ordene de una vez los pupitres.