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Explicarse

Montoro -por favor, no confundir con Montoto, que una simple consonante lo convierte a uno verdugo o víctima- acaba de hacer otro glorioso juego de palabras para anunciar que en breve nos van a subir los impuestos. La parrafada vino a ser algo parecido a "se va a explorar la posibilidad de avanzar en la modificación de algunos impuestos". O sea, lo que toda la vida de Dios se entendió como "subir los impuestos". Que no sé por qué se empeñan en explicar las cosas de formas tan enrevesadas si al final se sabe todo. Pero debe de ser cosa del lenguaje oficial. Como lo que dijo Cospedal de la pasta que pagó su partido a Luis "el cabrón" para que se largara de la sede, aquello de la "indemnización en diferido en forma de simulación de lo que antes era una retribución", una antológica intervención que le ha terminado valiendo un ministerio y que yo me pongo en Youtube para que me levante el ánimo cuando estoy algo tristón. Y me río tanto cada vez que lo veo que vaya si anima. Peter Sellers metiendo la pata de continuo en las pelis de La Pantera Rosa, el Coyote despendolado detrás del puñetero Correcaminos y Cospedal dando explicaciones; estos son mis clásicos contra los ataques de melancolía.

Y a los clásicos tributarios, tabaco, alcohol y gasolina, va a recurrir el Ministro de Hacienda para llenar un poquito más las arcas del Estado. O sea, lo que se hizo siempre. Nada nuevo bajo el sol. Los que siguen dándole al fumeque, ellos verán, pero matarse va a acabar saliéndoles por un pico. El bebercio lleva camino de ponerse a precios europeos, o sea, inasequible para los bolsillos normales. Y los combustibles, que no bajan del euro por litro ni aunque la OPEP los regalara, pues lo mismo. Pero véanlo así: es por nuestro bien, para que fumemos menos, le demos tregua al hígado y no nos juguemos el bigote yendo de acá para allá en coche todo el santo día. Mejor quedarse en casita sin gastar nada, que para eso nos clavan a la pared con el recibo de la luz. Si es que a buen entendedor pocas palabras bastan.

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