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Desde mi Mieres del Camino

"Mieres años 80 y 90"

Un espejo para las generaciones venideras, una obra de J. R. Viejo

Su frase "espero que algunos de los que abráis el libro disfrutéis al menos una pequeña parte de lo que yo lo hice preparándolo", quizás logre resumir el espíritu y el sentimiento que ha movido a este algo veterano pero jovial y en cierto modo visionario, J. R. Viejo, a publicar su primer trabajo fotográfico, después de unas iniciales experiencias complementando el trabajo informativo de un periódico ya desaparecido, en su intento de recoger la idiosincrasia y el lento caminar de un pueblo, a partir de las décadas de los ochenta y noventa que, a primera vista parecen recientes y sin embargo marcaron un antes y un después, coincidiendo con la entrada en juego de las redes sociales, en la vida de un pueblo y que, dicho con toda la creencia, se convertirá con ese sugestivo título de "Mieres Años 80 y 90" en un espejo para las actuales y jóvenes generaciones y sobre todo de cara a las venideras.

Tres espadas de primera línea de la acción colectiva y especialmente divulgativa, de Mieres y Asturias, prologan este trabajo, el historiador en LA NUEVA ESPAÑA y profesor de instituto Ernesto Burgos, "dentro de unas décadas, quienes quieran conocer como fue el Mieres de esos años, seguramente, en vez de leer crónicas que algunos hemos escrito, preferirán detenerse en las instantáneas de José Ramón Viejo"; el director de La Casa de Cultura de Mieres y articulista ocasional en el diario, Ismael M. González Arias "necesitábamos un fotógrafo joven - tiempo atrás -que dejara constancia, con su cámara, de lo más habitual, real y frecuente de la vida diaria de la gente. La misma gente que habla una lengua. Ese fue J. R. Viejo"; o el jefe de Economía del principal periódico asturiano, Luis Gancedo: "Viejo me sentó en un taburete, me colocó un periódico debajo del brazo, me mandó encender un cigarrillo -yo entonces fumador empedernido de "Habanos"-, encendió los focos y me dijo "ahora pon cara de que mañana se empieza a construir La Mayacina. Hoy Viejo vive en La Mayacina y allí tiene su nuevo laboratorio donde el ordenador ha reemplazado a la ampliadora y la cámara digital a la vieja "réflex" de carrete. Sigue haciendo arte y artesanía con la luz de Mieres".

Este, nuestro protagonista de hoy, no es precisamente un principiante en el oficio. Funcionario de Correos por oposición, hace ya treinta años que ha hecho de la fotografía un altar mayor sin menosprecio de sus responsabilidades. Fotoperiodista durante una determinada etapa, en un diario asturiano, fundador del grupo "Semeya" y otras señales inequívocas, dejan constancia de quién se siente inclinado hacia el manejo vocacional de los elementos que configuran la imagen con la luz, el contraste, la originalidad y si me apuran mucho la comprensión didáctica. Ha sabido asimilar las nuevas tecnologías hasta el punto de convertirse en pionero de los blogueros locales y el más visitado.

Abrir el álbum fotográfico de Viejo es encontrarse, de golpe, con la dedicatoria, "a la gente de Mieres, protagonista de las páginas de este libro". Y la primera imagen, Manolo el afilador, originario de El Pedroso en la entrada al Valle de Cuna, que se situaba habitualmente al frente del cotarro mercantil de un domingo en torno a la Plaza del Mercao, es toda una invitación al deleite y a la expectativa de todo un contenido interior. ¿Quién puede decir, vivito y coleando en aquellos tiempos que no se detuvo una, dos , tres o mas veces ante las marionetas del Mago Arós, los bolígrafos de Valdivia en la plaza, la figura del "soldado" Yhonny en el parque Jovellanos o la estatua de El Pirulero? Y así un largo desfile de escenas, hechos y sobre todo rasgos de habitualidad que hoy determinan el pasado pero que han sido borrados del mapa actual. El recuerdo de quiénes se fueron ocupa la última parte de este extraordinario compendio de imágenes nostálgicas, con un Hyto Posada pensativo pero a la vez sin desprenderse de su eterno cigarrillo, un Lito el del Yubana con su sonrisa franca y satisfecha, un Jaime Huelga en pose habitual, el gesto inconfundible de El Lupas dispuesto a "idear" una de las suyas, la densa y sincera templanza de Julio León Costales, un tanto melancólica. Y ya en clave de supervivientes el amigo Manuel Ardura con su "Chacolí", Consuelo González en noche de La Buraka, dos políticos en clara oposición frontal, Carrillo y Fraga, para terminar con los componentes del Tren de Madera. Pero antes, un detalle con trazos de la filosofía actual de un Mieres presente, el templo de San Juan en la portada y en decadencia, al reverso se ofrece la salida del relevo minero del Pozo Barredo, como síntoma inequívoco de que todo o casi todo se ha ido al pasado.

El jueves, a las siete y media de la tarde, en el auditorio de la Casa de Cultura "Teodoro Cuesta" de la mano del Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas y las palabras del propio Ernesto Burgos, será la presentación de este espejo mierense, con todos los honores y el eco que ya navega por las redes sociales. El acontecimiento promete puesto que estará adornado con lances artísticos, corales y de variada textura.

Casi al unísono, una vez finalizado el acto principal, los accesos a la sala de exposiciones de la propia Casa, se abrirán para ofrecer una original muestra fotográfica y ornamental, ligada estrechamente a la obra de J. R. Viejo. Una serie de grandes fotografías, algunas alcanzando más de tres metros de largo por más de uno de largo, adornará la estancia, concebidas en vinilo y situadas a la altura de la vista humana para poder ser incluso tocadas, mientras que, salpicando prácticamente todo el recinto, una serie de testimonios en clave histórica, merced al museo de "Tante" en la calle Gregorio Marañón y otras colaboraciones, complementarán la escena. Desde el viejo reloj de la Relojería y Joyería Burgos, telegrama del año cincuenta expedido en Mieres, medalla al trabajo de Hunosa allá por los setenta, foto del Racing de Mieres en 1926, mítica botella con lagarto dentro de la tienda El Salat, ejemplares del histórico Comarca y hasta el carnet de socio fundador del Casino de Mieres, entre otros motivos. La muestra se podrá ver durante quince días.

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