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A contracorriente

Fulgencio

El dolor por el fallecimiento de un amigo

En estos tiempos de cierta convulsión, de realidades vagas, de valores perdidos, de corrupciones políticas y de noticias agresivas y descorazonadas, me llega un aviso amistoso y triste donde me apuntan la muerte de un amigo, de una persona cercana, de un disfrutador de sensaciones... Fulgencio ha muerto. En ese momento se acumulan en mi mente palabras de ayer, comentarios de hoy, verbo de siempre... Sus planes de vida, sus proyectos, del estupendo viaje a la India, de esos viajes internos, de su nuevo vehículo, de su labor profesional, de la realidad social, comentarios intensos en torno a esos buenos caldos de Ribera del Duero. Y Fulgencio siempre con esa palabra positiva y crítica en sus labios... En el fondo este joven maduro era todo un filósofo existencial con sus virtudes y sus defectos... Y amaba la vida a su manera, era íntimo con sus cosas y se abría a los próximos con la cautela ordenada y bien entendida. La noticia de su muerte me dejó turbado, sin respuesta a hechos incomprensibles, sin alivio humano.

La vida tan buena a veces, nos da golpes sin esperarlos, nos ataca por la espalda y nos controla todos nuestros pasos. Esos encuentros gastronómicos en casa Jorge con ese plato tan original como es el pitu de caleya con gambas y de tan buenos recuerdos sólo permanecerá en la alacena de las buenas sensaciones, porque nuestro existir está envuelto en remembranzas y evocaciones y eso a fin de cuentas es vivir, vivir ese momento y engancharlo en la memoria de nuestros sueños. Amigo Fulgencio, un abrazo solidario y encuentra la Paz verdadera que no has hallado en esta tierra compleja y muchas veces cainita. Tú eras bueno por naturaleza y lo has demostrado día a día con tu manera de ser, con tu sentido de la amistad, con tu verbo sentido. La muerte no es ajena a la vida... Vive esa tranquilidad eterna con una muerte descabellada, absurda, prematura y fatídica. Tu recuerdo permanece en muchos de nosotros. Es lo que nos queda para seguir cabalgando sobre la grupa indomable de ese caballo de cartón que representa nuestra existencia. Abrazos solidarios.

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