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Las Hijas de María de La Rebollada

El origen de la fiesta de la Inmaculada Concepción en el concejo de Mieres

Las fiestas de la Constitución y de la Inmaculada quizás sean las que todos los españoles conocemos gracias al puente o porque estas fiestas reducen nuestra semana laboralmente. Lo cierto es que hoy apenas nadie se acuerda que este día, en Mieres, tenía su propia entidad. Para contextualizarlo nos remontaremos a los inicios de esta fiesta a nivel nacional y después a nivel local.

La fiesta de La Inmaculada Concepción de María surge de la creencia católica que sostiene que Dios preservó que fuese concebida "libre de pecado" (de ahí que se la designe "libre eres de gracia") a diferencia de cualquier ser humano por ser descendientes de Adán y Eva que fueron alcanzados por el pecado original. El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX, promulgó un documento llamado "Ineffabilis Deus" en el que estableció que el alma de María, en el momento en que fue creada e infundida, estaba adornada con la gracia santificante. Para determinar la fecha en la cual fue concebida María en el seno de su madre, hay que restar 9 meses, así llegamos al 8 de diciembre.

Desde aquella, es una de las verdades en las que los católicos creen, aunque a veces, no la entiendan. Es lo que se llama Dogma o artículo de fe.

Las Hijas de María de La Rebollada fue una asociación de ámbito religioso, existente en la parroquia de La Rebollada y también extendida por algunas poblaciones de otras parroquias. A ella se apuntaban las mujeres alrededor de los 16 años de edad y permanecían en ella hasta que se casaban. Estas jóvenes tenían un triple fin: honrar a la Santísima Virgen con peculiares ejercicios piadosos, la santificación propia mediante la imitación de María y la promoción del apostolado en el ambiente familiar y social, de acuerdo con sus estatutos generales.

La Asociación de Hijas de María de la Inmaculada Concepción fijó su sede en un principio en la hermosa capilla de Fábrica Mieres, dedicada a Santa Marta de Betania. Esta capilla, junto con el Barrio de la Fábrica, serían derribados en el año 1969 para dar paso a la carretera nacional 630, siendo esta la primera "puñalada" que se le asestaba al rico patrimonio de la empresa siderúrgica. Años más tarde, cuando parecía que existía cierto movimiento a favor del patrimonio industrial y urbano, las autoridades autorizaron la desaparición de todas las instalaciones de la más que centenaria empresa Fábrica de Mieres. Todo esto se llevó a cabo desoyendo algunas voces de mierenses que estaban preocupados por su patrimonio, como fue el caso de Florentino Romero o el del popularmente conocido como "Nanán", entre otros. Con sus peticiones pedían dejar algunas instalaciones industriales para el recuerdo y como no, el palacio llamado Casa-Gerencia con sus jardines.

De esta empresa en la actualidad solo se conserva el viejo cementerio protestante, que hasta ahora estuvo abandonado y que así sería de no haber sido recuperado por la Asociación Cultural Santa Bárbara. Este cementerio, junto las naves de Sueros, si están en pie es gracias a que no fueron construidos con hierro, si no, los hubieran vendido para chatarra.

Pero volviendo a la historia que nos ocupa, la Congregación de las Hijas de María fue creada por el capellán de la Fábrica, que en esa época era Luciano Martínez y que a su vez era el párroco de La Rebollada. Su fundación tuvo lugar en una sesión general que se celebró el 8 de diciembre de 1908. Siendo elegidas entre las postulantes como Presidenta de Honor, María Pidal Guilhou (hija de los marqueses de Villaviciosa de Asturias) y como Presidenta, Germana González, quien fue la que realizó los trabajos necesarios para que esta agrupación saliese hacia adelante.

Como signo externo de las componentes de esta asociación se adoptó una medalla, que cogida con un lazo de color azul, se colocaban las asociadas en los actos religiosos. La ceremonia de ingreso se hacía el 8 de diciembre, en la misa, las nuevas asociadas ocupaban los primeros bancos de la iglesia.

Una de las principales normas de esta asociación era que cuando se casaba una asociada, dejaba de pertenecer a ella. En la ceremonia de la boda llevaba puesta la medalla, y dos asociadas se la recogían después de dársela a besar, para ser más tarde colgada en el estandarte de la asociación, que siempre estaba instalado en el altar mayor de la iglesia. Durante todo este acto el resto de la asociación le cantaba el himno.

Unos meses después de su fundación, en sesión general celebrada 1 de marzo de 1909, sería admitida la señorita Práxedes Fernández García con el número 27 de la congregación y propuesta como directora efectiva del tercer coro. A Práxedes se le dio de baja por matrimonio el día 24 de abril de 1914. Es importante destacar que esta mujer tiene un proceso abierto en la Santa Sede para que se le reconozcan sus "virtudes". Por ello, la vaticana "Congregación para las Causas de los Santo" conoce que esta mujer estuvo muy vinculada a los frailes de las Cuencas, vivió las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad en "grado heroico", lo que la convierte en "venerable", que es el paso previo a su subida a los altares mediante la beatificación, que la Santa Sede aprobará cuando se le reconozca un milagro por su intercesión.

En esos años, la asociación de La Rebollada se movía mucho y organizaba reuniones y charlas. A su vez era un punto de encuentro entre las jóvenes de la localidad y de otros lugares.

Otra reunión importante fue la celebrada el 28 de marzo de 1915, que tuvo lugar en el colegio de la Hermanas Dominicas de Sueros. Años después, este colegio sería el hospital de Fábrica (y luego de Hunosa) y actualmente se ha convertido en un geriátrico. En esta junta se acordó hacer lo necesario para que todas las Hijas de María que se casasen cristianamente y honradamente recibiesen como regalo de boda un cuadro de la Virgen Inmaculada para que presidiese el tálamo y para recordarles a estas que ellas habían pertenecido a las Hijas de María.

Hasta la llegada de la República, la Asociación de Hijas de María contaba con más de 300 asociadas distribuidas por los pueblos de Rebollada, Ablaña, Sueros, La Peña, entre otros lugares. Durante esos años, ellas fueron las encargadas celebrar con gran brillantez en esta parroquia la novena y fiesta en honor de María Inmaculada. Actos que siempre eran concurridísimos, y que dejaban pequeña a la capilla de la Fábrica para albergar a todos los fieles.

Durante el periodo republicano, la fiesta de la Inmaculada fue retirada del calendario. A pesar de ello, estas jóvenes siguieron con sus actividades aunque contaron con menor repercusión y repercutiendo negativamente en el número de asociadas.

Durante el periodo de la Guerra Civil y durante el dominio republicano, que va desde julio de 1936 hasta octubre de 1937, estas no se volvieron a reunir.

En plena Guerra Civil fue restablecida la fiesta de la Inmaculada, el día 8 de Diciembre, declarándose a partir de entonces "festivo a todos los efectos".

Ante eso las Hijas de María volvieron a su actividad el 8 de diciembre de 1937, después de 15 meses. Siendo el encargado de esto Victoriano Cuevas, que era el nuevo sacerdote de la parroquia. En esta reunión se trató el nombramiento de los cargos vacantes y de la organización de una misa por su anterior director espiritual Ramón Merediz Llanes, que fue muerto unos días antes de entrar los nacionales en el concejo.

Vuelto nuestro país a la normalidad (para un sector de españoles), las Hijas de María reanudan sus actividades. Siendo años de un creciente fervor nacionalcatolicismo, donde la moral pública y los todos comportamientos sociales, la educación y en general cualesquiera de las expresiones culturales estaban sometidas a la autoridad y las normas eclesiásticas de la jerarquía católica, incluso a su censura previa.

Un hecho importante de esta asociación es que a finales de los años sesenta todos sus actos pasaron a celebrarse en la parroquia de La Rebollada, debido al derribo de la Capilla de la Fábrica, como ya hemos explicado. Con este derribo se trasladaron los restos de Marta Guilhou, condesa de Mieres, a la iglesia de La Rebollada. Y allí aún descansa, ya que fue una mujer que nunca quiso abandonar su tierra, en oposición a su hermana Jacqueline o a sus padres que están enterrados en Francia. Lo cierto es que Marta siempre procuró que tanto sus hijas como nueras diesen "a luz" a sus hijos en Mieres.

Recobrando la historia de las Hijas de María; recordaremos que durante los años sesenta, el número de sus componentes fue decayendo, y a esto se le sumaron después otras dos cosas como fueron el traslado de un numeroso grupo de trabajadores a Gijón para trabajar en lo que sería Uninsa, y años después la total desaparición de Fábrica de Mieres. Por eso, la agrupación de las Hijas de María desaparecería a principios de los años 80 del pasado siglo, perdiendo así La Rebollada otro de sus símbolos de identidad.

La Rebollada es un pequeño pueblo que encierra mucha historia, especialmente en lo que es vivienda de la época industrial y minera, que comenzó con la llegada de los ingleses en la década de los años cuarenta del siglo XIX y que terminó con la desaparición de la empresa Fábrica de Mieres.

En la actualidad un recorrido por el pueblo permite disfrutar de toda esa riqueza patrimonial, que aún está para ver, pero que poco a poco está desapareciendo.

Hoy el activo mayor de este lugar son sus gentes y su asociación de vecinos, que luchan por una Rebollada viva, y así nos lo han demostrado con el reciente homenaje al popular Padre Ángel.

Hablar de La Rebollada es mencionar una gran parte de la historia de Mieres y que próximamente se dará a conocer dentro de un libro.

Para rematar y volviendo a la fiesta de este día, diremos que seguramente, el párroco de La Rebollada, don José Luis, durante la celebración de dicha festividad, aprovechará el privilegio que tienen los sacerdotes españoles de vestir casulla de color azul. Este privilegio viene desde el año 1864, cuando fue otorgado por la Santa Sede, en agradecimiento a la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción que hizo España y representa actualmente lo único que hace diferente a este día y que se guarda de la tradición por esta fiesta que ha caído en el olvido.

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