No es presunción eso de llegar tarde casi siempre, sino más bien vergonzoso. Así que hoy, todavía a mediados del mes de diciembre de este año 2016, me gustaría que los pocos o muchos lectores recibiesen con tiempo mi felicitación de Navidad y desearles, a la vez, un Próspero Año Nuevo 2017.
Felicitación que deseo ampliar a mis compañeros, si así me permiten que les llame, de LA NUEVA ESPAÑA, que comparten sus escritos con mi columna "Desde la meseta", que me ayudan a mejorar los garabatos que desde aquí escribo de tarde en tarde. Todos ellos tienen una fabulosa literatura, puntualizando en todos aquellos temas que tocan con frecuencia, bien de Langreo, de la mina, del parque en restauración, de las escuelas, de gastronomía, de El Carbayu, del Ayuntamiento, de la problemática del carbón o de las carreteras limítrofes del Valle, sin olvidarme de la cuenca del Caudal, ni mucho menos de los pueblos pequeños, de los que ellos, sus corresponsales, están pendientes de su problemática y sucesos.
Por eso hoy no quisiera olvidar a todos esos escríbanos a los que a diario leo puntualmente y de paso me entero de sus acontecimientos.
Un buen deseo
Mi deseo es que todos ellos sigan escribiendo para mi periódico de toda la vida y disfrutando también de esta Navidad de 2016 que ya tenemos encima y entren en un buen año 2017; con cariño se lo deseo a mis compañeros de estas páginas y a todos ustedes que nos leen. Un fuerte abrazo.
