La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El crimen que siempre vuelve

"La tinta del calamar", el libro que no borra el rastro de Rambal, asesinado en Gijón

Uno de esos benditos negocios que de vez en cuando, algún enamorado de las letras se arriesga a abrir, La Llocura, mitad librería, mitad cafetería, sirvió de escenario para la vuelta a casa del escritor Miguel Barrero. La razón, presentar su última obra "La tinta del calamar. Tragedia y mito de Rambal" editada por Trea, que gira sobre los hechos ocurridos el 19 de abril de 1976, cuando Alberto Alonso Blanco, más conocido como Rambal, fue asesinado brutalmente en su casa del barrio gijonés de Cimadevilla.

El escritor, galardonado, con numerosos premios, y al que podemos seguir en numerosos medios de comunicación o en webs tan prestigiosas como Zenda, fue arropado por un público numeroso, que contó con la presencia del alcalde Aníbal Vázquez y el concejal de cultura Juan Ponte.

"Mi primer contacto con la historia -contestó a la primera pregunta- se produjo en 2001, cuando leí un especial publicado por La Nueva España por los 25 años del crimen: lo leí, lo recorté, y desde entonces me acompañó a todas partes. En 2008, decidí ponerme sobre ello, aunque solo sabía que no pretendía meterme a investigador que desvelara la solución del crimen. Cometí entonces el error de hablar de ello, y al hacerlo generé expectativas, hasta el punto que cada vez que surgía el tema, me llamaban para que escribiera u opinara, como si fuera un experto que no era. Empecé una novela que fue bien y me olvidé de Rambal, hasta que el año pasado me di cuenta que quería enfocar el tema intentando explicarme y explicar la pervivencia de este mito, por qué perdura en el imaginario gijonés a pesar del tiempo".

Inmediatamente se le preguntó cuáles cree que son las razones de esa pervivencia, a lo que Barrero expuso que "se entremezclan varios factores: la investigación policial, desbaratada por la actuación de los bomberos que acudieron al incendio con que el asesino o asesinos intentaron cubrir su crimen, sin saber que había un muerto, la imposibilidad de identificar al 'Pepsicola', el joven que le acompañó durante el día antes de la muerte, las sucesivas teorías de conspiración con poco o mucho sustento, sobre encubrimientos de personajes poderosos de la época, como un presunto hijo del alcalde o de un concejal de Avilés; la condición de homosexual de Rambal, personaje entrañable antecedente de lo que hoy son los voluntarios sociales, del que también se sospechaba que podía tener un lado oscuro relacionado con aquel mundo, entonces oculto. Sobre él se escribieron ensayos, tres novelas? todo contribuyó al mito, a que Gijón lo asimilara como algo propio, que no hay forma de olvidar".

También se inquirió por las razones más allá del personaje "Gijón era una ciudad en transformación y Cimadevilla, el barrio que más profundamente la sufrió. Era el territorio de los marineros, de las tabacaleras y también de la vida nocturna y de los marginales. La nueva concepción de la ciudad, a partir del desmantelamiento industrial y la apuesta por los servicios, transformó radicalmente aquel barrio en el que todos se conocían, y de alguna manera, coincidió esa transformación con el crimen, por eso, para los que conocieron aquella ciudad, Rambal es símbolo de un tiempo que ya no volverá".

"En 2010 -finalizó-, apareció un policía que afirmaba que el caso estaba resuelto policialmente aunque no judicialmente: Además de que un caso nunca está resuelto si no lo está judicialmente las fuentes policiales con las que contacté, creían que esa era solo su opinión".

Compartir el artículo

stats