La práctica totalidad de los que estuvieron en el "ajo" durante el reinado del otrora amu de Asturias -todo bicho viviente que alrededor de él pululaba, recibiendo cargos, prebendas y lo que no está en los escritos- comenzaron a remedar a los tres monitos sabios (no ver, no oír, y callar) desde que fue el bombazu que descubrió todos sus tejemanejes, pese a los buenos dividendos que su incensario les reportó. Repentinamente se convirtieron en Poncio Pilatos, con urgente lavado de manos, pese a que alguno de ellos las tuviera más que puerques.
Poca explicación tiene que durante un periodo tan prolongado nadie estuviera al tanto de todo lo que ocurría a su alrededor. Llámame gorrión, pero échame trigo, dice un conocido aserto, aplicable a cientos y cientos.
Vuelve todo a un primer plano a cuenta del mediático encierro hace 25 años en el pozu Barredo, todo un paripé según las noticias de la época, a mayor gloria de alguno de ellos.
Ignoro si a alguno le quedó mala conciencia e intenta endulzar lo que ya no tiene vuelta de hoja.
Existe tupido silencio de lo que seguramente todos conocieron, e incluso ahijados políticos del personaje, que por mucho lavado de manos que quieran hacer, no los va a eximir de su complacencia y reverencias al gran controlador de todo lo que ocurría en Asturias.
Pero eso sí, han solucionado su vida para siempre y, por si acasu, siguen con lo de "no sabe no contesta", que tan buenos réditos les dio. Y si alguien se le ocurre citarlo por su apellido, contestarán: "sí, hombre, juega en el New York City Football". Larga cambiada.
Pero en esta Asturias de nuestros pecados, nunca pasa nada. Por lo tanto a vivir, y el que la haya agarrao, pues pá él, y a seguir tirando millas. O a la espera, como suele ocurrir, de que todo se pudra, o en su defecto se archive, pero con la certeza de que muchos de los que ahora silban tangos posiblemente deberían estar incluidos en el mismu sacu. O eso me parece.
