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Have you ever seen the rain

Las canciones de la "Creedence Clearwater Revival" y la victoria electoral de Donald Trump

La "Creedence Clearwater Revival", banda para la historia de los hermanos Fogerty, John y Tom, Stu Cook y Doug Cliffort, dejó un ramillete de canciones, en su mayor parte contra la tremenda tragedia humana que constituyó la Guerra del Vietnam y, por añadido, contra las injusticias que vivían y aún hoy sufrimos. Así en su leyenda, como en la de otros grupos de la época, está enfrentarse al gobierno probelicista de los USA en la década de los sesenta y primeros setenta y a presidentes como Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon o Ford. Hacerlo abiertamente, a cara y corazón descubiertos, era difícil por la fuerza de las huestes de los chicos de Hoover y su FBI y la propia CIA, por ello no quedaba otra que parapetarse tras una guitarra y, andamiarse sobre un escenario de provincias para entonar "Fortunate son", "Proud Mary", "Bad Moon Rising", "Down on the corner" o el golazo por la escuadra que constituyó el título de esta columna, que traducido a la lengua de Cervantes, esa que yo maltrato habitualmente, significa, más o menos, "¿Has visto la lluvia alguna vez??" Título que se nos antojaría infantil, inocente y hasta bucólico si no fuera por la carga de profundidad, contra aquella infame guerra, que esconden las metafóricas estrofas de la canción. Así cuando suena la calma antes de la tormenta o el sol se enfría en la lluvia torrencial, los chicos de la "Creedence" no nos dan el parte meteorológico de la semana, abren los ojos de su generación para que vean los destrozos que las bombas cargadas de nápal provocaban en la jungla de la península de Indochina.

Cuarenta años después y tras cruzadas continuas en Tierra Santa, bajo el auspicio de sucesivos presidentes del imperio -cierto es que los republicanos aman más las armas que los demócratas-, y como si el tiempo no hubiera transcurrido, un nuevo señor de la guerra aparece en escena. Alzado por el clamor popular de los USA, un racista, xenófobo, homófobo y machista en extremo, entrará este enero en la Casa Blanca. Y por si fueran estas, pocas, las cartas de presentación, en su alforja electoral muestra un nulo respeto por el ser humano y la casa que le cobija, la Tierra, el planeta ya menos azul, por lleno de mierda. Incrédulo, como el primo de Rajoy, de la existencia de un cambio climático que nos vaya a hacer mutar a todos, cual salamandras, en zombies putrefactos sedientos de carne humana, al modo de los caminantes de "The walking dead". Suma y sigue, porque lo supongo miembro, seguro honorífico, del "club del rifle", así que legislará para que puedan portar armas hasta los infantes y escolines en las guarderías. Y la guinda, la política estrella en su mandato, para reactivar la economía yankee, es elevar el gasto militar, con Obama en torno al 2,8% de su PIB -muy superior al de nuestra aldea Española-, hasta casi el 6%. Y eso son miles de millones de dólares, amigos.

No hace falta ser experto en lenguaje no verbal para deducir que esto llevará a una nueva cruzada en Oriente, más que nada para luego reconstruir los países asolados, sus yacimientos petrolíferos y oleoductos consecuentes. Al módico precio de una bota, yankee claro está, sobre la cabeza de la población autóctona y supervisión-formación por parte de la CIA del nuevo ejército nacional tras la reconstrucción. ¿A qué os suena? Ya, ya? ¡Lo sé! No tan bien como las canciones de la "Creedence", por cierto.

Pero el juego de Trump va más allá porque, como la del lagarto, su cola es larga y afectará en su reflujo a muchos otros países. Veréis, veréis, sentaros y esperar que os cuente...Un conflicto en "Petrolandia" reducirá la oferta de crudo y consecuentemente subirá el precio del barril Brent muy por encima de los cincuenta dólares que los "iluminati" de nuestro gobierno estimaron como precio para el envase unitario de oro negro en la partida correspondiente a gastos en energía de los Presupuestos Generales del Estado español, para el bienio 2017-2019. Y con la cuenta de la vieja, sabiendo que nuestro consumo diario está en 1.300.000 barriles por día, os voy a contar una de miedo. Según los chicos del Ministerio de Economía, el montante total anual resultaría de multiplicar 50 dólares por el consumo diario y año. En total 23.725.000.000 dólares.

Ahora bien, o mal, si el desfase, por mor de Donald, la OPEP o Sampedro bendito, se produce y el barril llega a 60 -recordad tiempos en los que coqueteó y superó los 70 dólares-, la broma saldría por 13 millones de dólares al día, de más, claro... Algo así como 4.755 milloncejos al año por encima de lo estimado por los sabios patrios. Y en una moneda, el dólar, que se está apreciando frente al euro lo que nos hará el bocado más atragantado e indigesto.

Pero no pasa nada, nunca pasa nada. ¿Qué problema hay? Nuestro Gobierno y los que pacten estos presupuestos están para hacernos la vida feliz y llevadera. Todo se compensará con subidas de impuestos a modo de promesas de amor incumplidas y nuevos hachazos en la caja de pensiones. Bueno, entendedme, si es que en ese momento aún dura.

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