Thyssen llegó a Mieres hace veinticinco años como el buque insignia de la reactivación no ya de las Cuencas, sino también aportando empuje a la de Asturias. Fue la época del encierro en el pozo Barredo, cerca de donde se instalan hoy las dos factorías de la multinacional alemana. Pero en este caso se marcó el principio de la reconversión minera con sus contraprestaciones. Años después, quizá demasiados, al pairo de los fondos mineros llegaron nuevas empresas que fueron un azucarillo en manos de la picaresca y de la crisis. Alas Aluminium -hoy reabierta-, Venturo XXI o Diasa supusieron un fiasco económico y anímico para las Cuencas. Thyssen mantiene firme el pulso en Mieres y hoy celebra sus bodas de plata. Es una magnífica noticia. Los pioneros de la reactivación mantienen desplegadas las velas en estos tiempos difíciles. Necesitamos más Thyssen para levantar el vuelo y la ilusión. Es un deseo, un sueño en la cruda realidad.
