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El triste fallecimiento de Ramón Zapico

Un justo reconocimiento a un profesional de la fotografía en el municipio

Hace unos meses que nuestro espacio "Desde mi Mieres del Camino", recogía la realidad local de una profesión que había dejado poso en la historia del pueblo: la de los profesionales de la fotografía que, con sus productos y estilos mantenían el eco de la historia reciente y pretérita. Entre los protagonistas estaban los que habían dejado este santo suelo y aquellos que aún mantenían o mantienen la vela de una veterana vida de descanso tras la merecida jubilación. Desgraciadamente, ese último rasgo tiene un límite un punto previsto que aparece de vez en cuando para señalarnos el final del camino.

Hoy nos vemos obligados a registrar el fin del proceso vital de un mierense conocido y reconocido que, pos su actitud durante la vida activa, se había convertido en personaje popular bajo la etiqueta del "fotógrafo de la calle", que es lo mismo que decir, el querido amigo Ramón Zapico, nacido en el barrio de La Villa donde permaneció toda su vida.

Como se suele decir, a nivel de los mierenses de tertulia, no se producía, en este rincón de la geografía asturiana, acontecimiento alguno, pequeño o grande, familiar o popular, abierto o discreto e incluso, si apuran un poco la conclusión, diremos que privado, donde no estuviese la cámara de Zapico dispuesta a inmortalizar de cara al futuro el discurrir de un pueblo. Con su sonrisa abierta, su forma de expresar una campechanía viva y el despliegue de una vocación, en torno a la fotografía, se había ganado, con creces, la popularidad y la estima de sus vecinos y hasta visitantes. Ramón Zapico falleció, hace algunos días, a sus noventa y tres años, dejando la estela de alguien que formó parte de la historia de Mieres durante casi un siglo, lo que supone haber sido testigo de hechos, muchos de ellos por él inmortalizados, que han cambiado por completo las formas de vida y las características de una comunidad que, vista en el principio hasta el final, de una existencia humana como la de Ramón Zapico, casi se puede decir que no tiene parecido alguno. Descanse en paz.

No sabe uno si por fortuna o por arte de las circunstancias de un discurrir humano que cada día aparece más empaquetado, la coincidencia hoy presenta un reverso de la medalla que es como para congratularse. También aquí, en nuestros espacios de LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas, recogíamos la labor, vida y milagros de otro mierense, Artemio Mortera, cuya acción, afición y vocación, le llevó y sigue llevando por la senda de la especialización, conocimiento pleno y calidad de asesor, de las armas de fuego, dentro del más estricto terreno de la legalidad, hasta el punto de convertirse en toda una autoridad dentro y fuera de los espacios asturianos y como director de Arama-37, referencia, a nivel general al catalogar las armas de la primera guerra mundial. Ante ello no queda más salida que enviarle nuestra más sincera felicitación desde la tertulia "Por el Camín de Mieres".

La propuesta: Nace la maleza vegetal por determinados rincones de la villa de Mieres. Y es que si el ojo municipal no está atento, suelen venir las consecuencias. Así se demuestra, con el ordeno y mando a Oteypsa, de que limpie la parcela de La Mayacina. Pero también el río Duró, a su paso por el barrio de La Villa, demanda una respuesta. ¿Sería mucho pedir que se limpie el lecho y si es posible se tomen medidas para que nos siga proliferando la flora? Digo yo.

La crítica: ¿Alguna vez que han quedado ustedes con la palabra en la boca? Yo, para más detalles, la dejo en el tintero a fin de congratularme de efecto positivo que tienen las recomendaciones de selección y depósito de materiales de desecho doméstico. Cada día se nota, con nitidez, esa positiva reacción ciudadana en los círculos urbanos de Mieres. Así que sobra eso de "ojo, ¡al dato!". Y se impone un aplauso.

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