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Desde mi Mieres del Camino

Entre videojuegos, a nivel mundial, anda el juego

Iván Fernández Lobo, un mierense "soñador de futuras realidades"

En Mieres se inició, hace unos cuantos años, su primera convocatoria. Hoy, adelantándose a la corriente que arrastran las redes sociales, es un fenómeno mundial que busca a la hora de exponerse, los lugares del globo terráqueo más inverosímiles. ¿Feria, evento, congreso? Vaya usted a saber. Lo cierto es que lleva tras de sí, con toda su fuerza, la realidad del momento actual a través de dos elementos indispensables: las redes sociales y las nuevas generaciones. Se trata de las ferias de videojuegos. Y en ello, a nivel global, mundial, terráqueo - como ustedes quieran llamarle- tiene mucho que ver y decir un mierense: Iván Fernández Lobo.

Cada cita, cada convocatoria, tiene su filosofía. Marcan, por anticipado, el discurrir de unos hechos que "cabalgan" por encima de otros tradicionales elementos de entretenimiento. Porque, una vez más es necesario concretarlo, el ocio avanza ganando terreno al tiempo y cambiando continuamente las reglas del juego. Llega a tal punto que sus tendencias marcan la introducción ideológica con una clara mirada al futuro. Y todo comenzó con la iniciativa de cómo se hacen los videojuegos. Por suerte, en ello tuvo y tiene mucho que ver este conciudadano nuestro. Nacido en Vega de Arriba y hoy, por su trayectoria profesional, se ha convertido en "ciudadano del mundo". Por el mundo viaja como inspirador, inversor y creador ejecutivo del evento, que pone sus objetivos inmediatos en lo que va por delante de la producción de inmediato con una visión, al menos, de ahora mismo en diez años.

Es indudable que para la población veterana, en su mayoría, esta realidad parece un crucigrama difícil de despejar. Y sin embargo, según palabras de Iván, "la industria de los videojuegos, en su momento adelantado, mueve más de cien billones de euros al año. Es la mayor maquinaria económica del momento".

Claro que todo, al fin y al cabo, tiene una explicación con bastante carga de lógica. A Iván Fernández le mueve la ilusión y el sueño de cara a tiempos venideros. Profesionalmente se autocalifica como "soñador de futuras realidades". Criado en esta casa realizó estudios en el antiguo Colegio Clarín, para pasar de inmediato al nivel de bachillerato en el Bernaldo de Quirós. Luego fue a la universidad ovetense, donde cursa estudios y logra el título de ingeniero informático. Tras la culminación viene algo que quizás pocos puedan presumir de ello, puesto que consigue una beca de La Caixa que, por su envergadura y por su prestigio, se concedía en Asturias.

Y hacia un punto deseado encaminó sus pasos. A saber: los efectos especiales e imagen artificial, lo que le llevó a la Universidad de Carolina del Norte, pero? Iván deseaba libertad aplicada también a su evolución personal tras el deseo de aprender tan solo por sus propio medios. Viajar lo hacía con bastante frecuencia, pero siempre buscando el retorno. Eso le llevó a formar una pequeña empresa tecnológica con otros socios y enfocar todos sus deseos en la puesta en marcha de proyectos.

Precisamente en Estados Unidos había descubierto la tecnología más potente sobre videojuegos, tras encontrarse con la magia, el lenguaje interactivo, el gráfico, lo visual. Iván Fernández estuvo pendiente de la evolución del videojuego y la tecnología en todo el mundo, pero con un ojo permanente en España. Del país dice que "hay talento creativo, pero no empresarial. Y es que se teme el fracaso. En definitiva, existe una tendencia hacia el conservacionismo, sin exponerse a los vaivenes del fracaso, pese a determinadas muestras de creatividad". "Con estas carencias no hay posibilidad de cambiar un país, sin una educación específica como estrategia política que se inclina por los empleos tradicionales, sin darse cuenta de que todo va a cambiar y de hecho existen a la vista señales inequívocas", añade.

He aquí una cuestión que Iván Fernández Lobo tiene perfectamente clara y la especifica o dibuja con pruebas concretas. "Se va a producir, de hecho ya se está produciendo, un cambio de formato de la vida humana con otras visiones a la hora de actuar. Y pongo -asegura- como muestra que los coches se van a conducir solos, habrá más tiempo para el ocio y tendremos que buscar nuevas vías de emplearlo. Sin duda alguna, una de ellas será la investigación hacia adelante, mirando al futuro aunque sea soñando". Y continúa diciendo que "de hecho, las nuevas generaciones ya se mueven en esa línea de creatividad a pesar de que, ahora mismo, en nuestro país las tecnologías se interponen entre sus tenencias y las personas. Esto produce la lógica preocupación, sobre todo en lo que a cambios de formas y costumbres se refiere. Pero la evolución es imparable".

A Iván, a quién podríamos aplicarle una vez más el título "soñador del mundo", le acosa la idea de una fundamental clave sobre esta cuestión. Y es que se impone aceptar plenamente la nueva tecnología y aplicarla a nuestro medio de vida. Él vive en el bonito barrio madrileño de Alameco de Osuna, cerca del aeropuerto de Barajas, y está casado con Paola. Ella es una sudamericana norteña y tienen una hija de ocho meses, a quién le han puesto el nombre de India. Desde allí, y con sus múltiples viajes, proyecta y proyecta. Hoy por hoy es único titular de la empresa Gamelab y trabaja para varias entidades de peso: entre ellas, las prestigiosas Vodafone y el diario de tirada general El País Digital.

Las Navidades, las disfrutó un año más en Mieres. Esta circunstancia puntual y costumbrista suele traer, como tarjeta de visita, el retorno de aquellos que lejos de su patria chica elaboran por otros mundos. Lógicamente, ante el fuerte éxodo de jóvenes debidamente preparados, esta vuelta al terruño se produce con alguna que otra sorpresa en forma de cerebros que están triunfando o alcanzando altos niveles, tanto de profesionalidad como de nuevas formaciones. Este es el caso concreto de nuestro protagonista de hoy. Iván Fernández Lobo que, como se suele decir "hace cuatro días" rendía tareas de niñez y juventud en los naturales escenarios de la formación primaria de Mieres, y hoy lidera uno de los movimientos de mayor envergadura. Y, lo que es más importante y a la vez inquietante, de un futuro incierto. Con sus cuarenta y un años se declara "rebelde", pero no para luchar contra su propia esencia como inventor de ideas con visión de futuro. En realidad, añade, "no trabajo para buscarme un hueco de estabilidad humana y económica, sino que viajo tras de un sueño que pronto dejará de serlo para convertirse en realidad. Y entonces, de nuevo a empezar".

Existe un condimento en la vida de Iván -por cierto que, pese a vivir fuera y viajar constantemente, declara a Mieres como su propia casa- y es la inquietud que demuestra ante la presencia de gentes de variopinto destino en esta villa, la mayoría con el sello de "transeúntes sin techo". Y cuenta su reciente experiencia con un muchacho de la calle , de diecinueve años y un curriculum que despertó su interés y curiosidad. Considera que es gente para un estudio sobre las vitales de su existencia más el pleno conocimiento del porqué se encuentra en esa situación. En definitiva qué son y qué les pasa a los inmigrantes sin techo. En ese sentido, establece su sentencia en un plano positivo capaz de provocar un mestizaje. La conclusión es categórica: bienvenido a sumar.

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