A partir de este momento me declaro "tonta". Y si la cosa se pone muy cruda, "tonta del bote". Si surgiera algún litigio o reclamación, sea judicial o fiscal, cualquier problema de cierta entidad, sepan de antemano que diré: "Soy tonta". Ni sé, ni entiendo, ni comprendo nada. Hice lo que me mandaban, firmé lo que me ponían delante, nunca supe que tenía un Jaguar en la cochera ni quién me pagaba la casa ni de dónde venían el dinero y los regalos. Y no se piensen que lo hago por un interés particular, por librarme de responsabilidades. No, es por amor. Estoy enamorada y me provoca un estado de enajenación mental que me impide enterarme de lo que pasa a mi alrededor. Si la estrategia les ha servido a la mujer de Bárcenas, a la exministra Ana Mato y a la Infanta Cristina, debe ser igual de útil para el resto de los españoles, que para eso somos iguales ante la ley. Al final va a ser verdad eso de que leer lo que te da a firmar tu marido es de pobres.
