Los pupitres son un fiel reflejo de la sociedad, ahora y en cada momento histórico que se quiere escudriñar. En el presente, representan el espejo de la despoblación y de la baja natalidad. La escuela del pueblo de Pajares tiene tres alumnos y necesita uno para sobrevivir. Seguro que los mayores del lugar recuerdan mejores tiempos. Una alumna de La Felguerina, en Caso, se iba a quedar sin taxi para acudir al Instituto de Barredos. Los nacidos en la época del "baby boom" recordamos las clases abarrotadas de cuarenta y hasta cincuenta y tantos alumnos. Nadie debería discutir hoy la necesidad de una educación de calidad y para todos, como mejor garantía de futuro. (Al margen queda el despropósito de no disponer en España de un plan educativo consensuado y duradero). Pero, entre las aulas masificadas del pasado y el cierre paulatino y constante de colegios del presente, debe encontrarse un equilibrio sin las estridencias del chirriar de una tiza en la pizarra.
