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Desde mi Mieres del Camino

Los cimientos del hockey se alejan en Mieres

El fallecimiento de Manuel Luis González Fernández, otro de los pioneros del Club Patín

Recientemente, las estadísticas señalaban los ochenta años para los varones como esperanza media de vida. Sin duda alguna se trata de una noticia positiva. Sin embargo, no lo es tanto cuando se nos va, a los setenta y cinco abriles, un amigo y un mierense de pro, que falleció hace unos días. Se trata de Manuel Luis González Fernández, apodado "el Truchu" por herencia paterna. Quizá estos datos no conciten notoriedad destacada entre los habitantes de la villa. Y es que, "el Truchu", por su carácter, su modestia y su forma de preservar la propia vida, no era dado al boato, aunque mantenía serias y afectuosas relaciones con sus amigos. Sin embargo, presentaba una hoja de servicios con méritos más que suficientes para figurar en el cuadro de las grandes figuras de este pueblo.

Se da la triste circunstancia de que una importante representación de los pioneros y promotores históricos del hockey sobre patines en Mieres fallecieron tempranamente, bastante antes de alcanzar ese techo de los ochenta años. Y en ese grupo estaba nuestro Manuel Luis González. Todos ellos amaron un deporte que alcanzó la máxima categoría a nivel nacional en Mieres, cuando la supremacía del mismo estaba en poder de los catalanes, y a punto estuvo de rozar la gloria de la internacionalidad.

Fue en 1955 cuando Alfredo Visiola Rollán (otro de los fallecidos hace diez años, a los setenta y cinco) recibió la orden de hacerse cargo de la puesta en marcha de un equipo de hockey a través del grupo empresa de Fábrica de Mieres, pese a que no tenía ni idea del mismo. Pero, por presiones y también órdenes no tuvo más salida, y así nació el Fabrimieres Club Patín en categoría juvenil. A los pocos meses ya participaba en la liga asturiana quedando campeón y opositor a participar en la fase sector. Todos los jugadores rondaban los catorce o quince años, salvo alguno que sobrepasaba esa edad, o no la alcanzaba. Eran ellos Manuel Luis, Do Santos, Cidón, Rodrigo, Pepito, Miranda, Fuertes, Quini y Roberto, siempre a las órdenes de Alfredo Visiola, habiendo sido escogidos como alumnos del Colegio "Santiago Apóstol" de los Hermanos de La Salle, financiados por Fábrica de Mieres.

Repitieron gesta regional al siguiente curso y también al tercero, esta vez para llegar hasta la finalísima en Salamanca jugando frente a los catalanes del San Juan de Barcelona, para quedar subcampeones al perder por tres a uno. Sin embargo, el defensa Manuel Luis, se llevó el trofeo al mejor jugador juvenil de España. Por desgracia, de aquellos héroes ya se nos fueron Pepito, Cidón, Miranda, Roberto -en edades tempranas- y ahora Manuel Luis. También se fue el creador e impulsor de este equipo, Alfredo Visiola Rollán, que acumuló una larga estela de condecoraciones y premios. Su huella es harto conocida, puesto que dedicó toda una vida -cuarenta y dos años-, a la exaltación de esta modalidad deportiva, logrando, con el patrocinio de la firma local Bernaldo de Quirós, el máximo esplendor bajo la denominación de Club Patín Kiber, para codearse con los supracatalanes y el también gran equipo del Cibeles de Oviedo. Su labor mereció grandes reconocimientos, siendo declarado, entre otros, "Mierense del Año", y "Medalla el Mérito Deportivo". A él se une por desaparición temprana otro mierense de altos vuelos dentro del hochey, Andrés Caramés que alcanzó el entorchado de seleccionador nacional y muchos éxitos en el cargo. No podemos olvidar, tampoco, al eterno utillero, que era a la vez amigo y compañero del resto, Luis Nomparte.

A su lado otro mierense de gran entrega en varios campos, Luis Estévez "Cholo", que aparte de su trabajo profesional y su labor radiofónica y periodística, como la voz de la cuenca del Caudal en Radio Langreo, "firmó" un largo periplo desinteresado como delegado del equipo por todo el mapa español, siempre con la sonrisa en los labios y su gran caudal, tanto en calidad de embajador como de relaciones públicas. Una vez más la fatalidad hizo acto de presencia y el entrañable "Cholo" se nos fue hace cuatro años a una edad relativamente temprana, por debajo de esos ochenta años de media.

Nos toca centrarnos en la figura de Manuel Luis González cuya vida peculiar posee varias vertientes, al margen de la deportiva en el hockey sobre patines, ya que siguió figurando en la plantilla, practicando el deporte y alcanzando el entorchado de capitán del equipo, para más tarde, seguir colaborando como entrenador de las secciones inferiores del Club. Huérfano de padre y madre a muy temprana edad y viviendo con su hermana Cansuelo bajo la tutela de la tía Magdalena, en el año 1956 y ya iniciado el complemento deportivo, Manuel Luis finalizaba los estudios en el "Santiago Apóstol" con notas sobresalientes. Su competencia, seriedad y personalidad, hicieron posible que la dirección del centro, ante la falta de profesores religiosos, decidiese que él sería uno de los primeros en ocupar plaza de educador en la clase de Primero "A", con matrículas que sobrepasaban los sesenta alumnos.

Esta fue una tónica que recorrió un periodo de más de diez años, con incorporación de otros seglares, algunos maestros titulados y que cesó al formarse Hunosa, pasar el colegio a sus manos, y a la vez, la entidad minera, cederlo al Ministerio de Educación y Ciencia, que, como era lógico, exigía eso, titulados con la oposición aprobada. Y el resto de los educadores sin título, quedaron en la calle con una más que modesta indemnización, entre ellos Manuel Luis González, después de pasar por los niveles de Segundo, Tercero y Cuarto "B".

A partir de ahí nuestro hombre intentó buscarse empleo, ya casado con Victoria Fernández, la novia de siempre, lográndolo primero en sus oficinas y más tarde como representante de Bodegas Astur-Leonesas, propiedad de Jaime Gutiérrez. Era el padre del también Jaime, que había practicado el hockey con él. Esta situación laboral duró hasta la venta de la bodega leonesa, cuyo nuevo propietario quiso buscar otras salidas para Manuel Luis, hasta que, sin más, el mierense hubo de hallar nuevas vías conectando con la Asociación de Industriales del Polígono de Vega de Arriba, del que era presidente Celestino González (Tino Goncesco). Allí mantuvo la tónica de trabajo y dedicación, recibiendo incluso un merecido homenaje por esa labor, hasta que, la enfermedad, de tipo crónico, comenzó a provocar serias dificultades y Manuel Luis González optó por el retiro con invalidez permanente a través de la Seguridad Social.

Como aún le quedaban fuerzas, y su inquietud era inquebrantable, colaboró abierta y desinteresadamente con la Curz Roja, siendo secretario y administrador de la sede en Mieres. Fue su última actividad ante el paulatino deterioro de la salud, pese al cual, seguía haciendo vida social, a su forma y manera, en el marco del habitual escenario. Decir ahora que Manuel Luis González Fernández, fue un hombre bueno, entregado a su trabajo, solidario con los demás, modesto hasta la exageración pero siempre dispuesto a dar un paso adelante, será, para muchos, expresión repetitiva ante la desaparición de un ser humano. En ese caso, es simplemente, la pura verdad . Y lo dice quien ha compartido con él un buen trayecto de su vida.

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