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Cosas de Duke

Marcelino M. González

El rearme

El aumento del gasto militar que tiene previsto aplicar el presidente de Estados Unidos, Donald Trump

No sé de ningún presidente de los estados cabreados de América que no haya empezado alguna guerra o, al menos, que en su mandato no haya tenido que dar matarile a los extraños de fuera de sus fronteras, como es el caso de Obama que no ha iniciado ninguna pero se ha mantenido en las que le había dejado su antecesor, como ha mantenido operativa la Base de Guantánamo en la Isla de Cuba pese a su promesa electoral de cerrarla. Ahora con éste que acaba de llegar a la Presidencia no sólo se mantendrá ese enorme campo de concentración sino que seguro que se aumentará su actividad. Porque resulta que Trump llega cargado de beligerancia contra todo lo que le molesta, prensa, cadenas de televisión, emigrantes, hispanos y todo aquello que no se acomode a su afán imperialista. Lo del muro tiene guasa y demuestra bien a las claras de qué va este pavo, pero a nosotros nos asusta aún más, si cabe, el enorme incremento que tiene previsto para reforzar su arsenal armamentístico y, de este modo, beneficiar a los de la industria del ramo. 50.000 millones de dólares son mucha viruta pa comprar catapultes y tirachinas, carros, aviones y barcos. Pa coses d'eses que no sirven precisamente pa amigase con la peña, que sólo se adquieren p'al degüelle y el despanzurre de los malos y, por lo que se está viendo, Donaldo ve más malos en todos lados que los que vieron en su día sus predecesores.

En estos tiempos hay multitud de conflictos armados en todo el orbe que ocasionan millones de muertos y de desplazados, hambruna y miseria. Destrucción. ¿Pretende este hombre iniciar alguno más?, por si ya fueran pocos. ¿A dónde va a llevarnos este sujeto? Nosotros, desde este insignificante rincón, confiamos en que las instituciones americanas le paren los pies. El Senado, el Congreso y, sobre manera, la prensa que allí sí que es el Cuarto Poder. Pero de momento bien podrían aplicarle una buena dosis de calmantes y, si es necesario, un buen electroshock para sus manías y esquizofrenias, a ver si regresa a cordura, si es que alguna vez la tuvo.

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