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Desde mi Mieres del Camino

De cara a la canasta

Un repaso por el pasado del baloncesto masculino con algunas figuras como Ricardo Hevia y Juan Luis Fernández

No existe duda de que en Mieres el fútbol ha sido el rey, tal como ocurre actualmente en todo el globo terráqueo. Sin embargo, esta villa supo sacarle el jugo a la modalidad del hockey sobre patines hasta el punto de plantarle cara a los catalanes, "reyes del universo español", de la mano del inolvidable Alfredo Visiola Rollán. Pero también se movieron, en el marco local, compitiendo con el regional, otras modalidades deportivas que, sin apenas medios materiales, llegaron a escribir páginas de interés y brillantez. El baloncesto masculino fue una de ellas.

A la altura de esta primera fase del siglo XXI aún se mueven los hilos de nuevos intentos con un representante el Baloncesto Villa de Mieres 2012 -BVM-, en la liga EBA. Estuvo hasta la pasada temporada, aunque para el próximo curso acaba de renunciar a mayores hazañas, puede que por falta de apoyos económicos.

Eso sí, por las calles de la villa aparece de vez en cuando la figura veterana de algunos mocetones de aquella época ciertamente brillante puesto que, con sencillez pero mucha dedicación, dejaron huella para la historia. Ante nosotros tenemos a dos figuras de entonces que nos recuerda, en primer lugar, la existencia, afortunadamente aún viva que, primero como jugador y luego desde la posición de técnico, llegó a las altas esferas de deporte español de la canasta. Nos hablan de Ricardo Hevia, quién llegó a los niveles de la ACB, como preparador del Breogán de Lugo y el OAR. del Ferrol.

Mientras tanto Juan Luis y Jorge o Jorge y Juan Luis - que tanto monta, monta tanto - si constatan, en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA, la realidad de la época. Juan Luis Fernández García nacido en Insierto, pleno valle de Cuna y Cenera, a los pies del santuario de San Cosme y San Damián, comenzó a sentir el gusanillo de la canasta en el Colegio "Santiago Apóstol", para pasar, ya federado, a la OJE y Fabrimieres bajo el patrocinio de Fábrica de Mieres. En 1958, ocupó plaza en la entonces Casa España (hoy Casa del Pueblo), donde lo llevó José María González, formando con el equipo de Educación y Descanso, junto a Dorrigos (cubano), Alfredo, Toni, Estrada, Hevia, Ceballos, Ortega y Pelayo, siendo entrenador Miguel Ángel.

Seguidamente continuó en la senda del Club Patín Mieres, por expreso deseo de Alfredo Visiola, que, aparte del hockey sobre patines, abría puertas al baloncesto y natación. Ya entonces figuraba Hevia como entrenador y el patio del Liceo dejaba sus puertas abiertas para que, una afición entusiasta rodease de calor los éxitos del equipo. Así se jugaba la liga regional, la fase de sector y la final de ascenso del grupo norte que no tuvo recompensa para los mierenses por tres puntos de diferencia. Allí estaban los Baragaño, Carballido, Jorge, Montoto, Hevia (entrenador), Fernando, Pelayo, Chema, Javier D. Puerta y Juan Luis. Al año siguiente aún como Club Patín, quedaron fuera del ascenso porque ya se veía venir el ocaso del deporte, y más bien, por circunstancias ajenas, relacionadas con el patrocinio necesario, aquello se convertía, para Juan Luis, por arte de la amistad, en una especie de tertulia de amigos.

Afortunadamente la buena memoria del protagonista nos permite recordar a otros practicantes del baloncesto de su época, caso de Caparrós, Alfonso, César, Luis Palacios, Quinu Blanco, Teo Trelles, Manel, Arias o Pontón. También comenzaba Juan Luis su faceta de entrenador, que se prolongó hasta hace unos años.

La trayectoria de Jorge Manuel Fernández Díaz, nacido en Mieres por el año 1949 es distinta. Sin embargo la coincidencia de una fuerte afición por el baloncesto hizo posible la simbiosis de una amistad clara y determinante. Por eso se dice que no resulta dificultoso encontrarlos juntos paseando por Mieres, como dos buenos mocetones -no podía ser de otra forma- dada su estatura de predisposición para el deporte.

A Jorge, como habitualmente se le conoce en sus círculos de vida, le hizo tilín la canasta cuando de adolescente se encontraba en el seminario de Oviedo. Allí inició sus primeros pasos de práctica como mero aficionado. Lo que ocurrió es que, una vez abandonada la formación religiosa, rápidamente quedó enrolado en las filas del Club Patín Mieres, para destacar por su cualidades innatas de cara a este deporte. Ello hizo posible que fichase enseguida por el CAU de Oviedo donde ya se encontraba Ricardo Hevia como preparador del equipo. Y de allí, tras una larga temporada, al Grupo Covadonga de Gijón, para ponerse a las órdenes, como entrenador suyo, de Alfredo, otro mierense que había escogido la modalidad para dar rienda suelta a sus inquietudes deportivas. Precisamente en esta operación y fichaje por los playos, tuvo mucho que ver nuestro amigo, el maestro de periodistas Julio Puente, hasta su cercana jubilación como director de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón y que, así mismo había nacido bajo el manto de la parroquia de San Juan Bautista, a saber, en el cercano barrio de Requejo. Como se suele decir, todo quedaba en casa, aunque el destino situaba las acciones en las cercanías playas del muro gijonés.

De todas formas pronto, muy pronto Jorge Manuel habría de retornar a su tierra natal tras la creación del Mieres Club de Baloncesto, en la que tuvo que ver mucho el popular Pepe el del Capri que apoyó la iniciativa. Y de esa forma continuaba el periplo de un deporte que abría campo de acción para un determinado grupo de jóvenes de la tierra. Y así hasta la retirada y el punto final de una trayectoria deportiva.

De todas formas, en el otro lado de la cara de la moneda, Jorge no descuidó su futuro y su categoría profesional, tras la oportuna formación, como empleado, primero de UNINSA, más tarde ENSIDESA, las dos empresas que había recogido el trasvase del éxodo humano desde las cuencas mineras a las cercanías de la villa de Gijón, la empresa que posteriormente y ya privatizada, se convirtió en Arcelor, de la que nuestro hombre se jubiló en el momento oportuno.

Y esta es una visión histórica de un pedazo del pasado mierense, y que deportivamente hablando se puso al rol del deporte local capitaneado por el fútbol en la figura del Caudal de Mieres, en épocas superado por el hockey sobre patines del C. P. Kiber y en otras, indudablemente muchas más, comandando con éxitos y también algún disgusto, la trayectoria deportiva en la comarca del Caudal. El baloncesto, a través de sus épocas y manifestaciones, puede decirse que ocupó un lugar destacado en el pretérito de los últimos sesenta años, aunque hubo unos antecedentes cuya realidad merece tratamiento aporte, al igual del papel que jugaron los equipos femeninos.

El pasado reciente y el presente también merece la mención de algunos ilustres mierenses de la canasta. En los banquillos, Arturo Álvarez, exseleccionador nacional de Paraguay y con experiencia en banquillos en LEB Oro, es el máximo exponente actual. Sin embargo, otros nombres como José Ramón Martínez, "El Roxu", fallecido hace pocos años, han sido también fundamentales en el crecimiento del deporte de la canasta en el concejo.

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