Si hace más el que quiere que el que puede, y en el caso del aprovechamiento turístico del patrimonio industrial y minero todos dicen querer y hasta poder, el éxito parece asegurado. Y lo escribo con ciertas dudas porque querer y poder no siempre es una garantía, cuando por el medio se entrecruzan intereses políticos o económicos. La presidenta de Hunosa reclama colaboración desde la "lealtad institucional". El nuevo consejero de Industria contesta que de acuerdo, que preparan un estudio sobre lo que puede interesar a los visitantes, pero añade que el turismo es compatible con mantener las minas abiertas. Por encima de las palabras los hechos indican que ya hay un incipiente entendimiento y coordinación de las instalaciones turísticas de las Cuencas. Es un primer paso que se debería acelerar, para que no haya que esperar veinte años como en el caso de la variante de Pajares. Porque igual por aquí ya no queda nadie.
