Hay noticias que le ponen a uno los pelos de punta, y no como escarpias que es otra cosa. Eso que una persona hecha y derecha, formada y con la cabeza encima de sus hombros, desayune con sus amigos de caza, diga que va un momento al garaje para mover su coche y lo que después se oiga es un disparo que llama la atención a un guarda de la finca que acude presto para encontrarse en el suelo al señor Blesa herido de muerte con una bala en el pecho, no es normal.
Son muchos los que pasan por trances irregulares, insultados en las calles e ignorados por los que en su día fueron sus amigos, pero que le han echado cara al asunto y tiempo después, unos y otros, olvidaron el acontecer, acudieron a programas de radio y televisión, fueron entrevistados por diferentes medios y hasta escribieron libros y hoy están tan guapos paseando por nuestras calles sin pena ni gloria.
Sin embargo, Blesa no pudo soportar el pasar por los diferentes tribunales de justicia, el estar en la cárcel, aunque no por mucho tiempo, y esos invariables insultos que debía soportar siempre que acudía a algún lugar público, fue lo que determinó que su cerebro no soportase los que otros tienen más fuerza para aguantar los desaguisados que previamente organizaron.
Con él se acaba su particular historia, aunque sus hipotecados bienes deben de resolverse incluso con su ausencia. Ver veremos.
