La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Víctor Rivera

Mutualista del Montepío de la Minería

Víctor Rivera

En el camino de Damasco

El día 5 de octubre de 2016, LA NUEVA ESPAÑA publicó un artículo mío pidiendo al Montepío de la Minería pusiera un paso de peatones en los accesos al balneario de Ledesma que yo entendía necesario para evitar males mayores y, naturalmente, con el estudio correspondiente de los técnicos. El Montepío respondió que lo iba a solicitar a la Diputación de Salamanca. Hasta aquí, todo correcto, pues hay que darle tiempo al tiempo, la burocracia en la administración es así.

También mencionaba los gestos de algunas personas en hacer un Montepío paralelo y que la posibilidad de éxito iba a ser nula. También alertaba de que podía aparecer el Soria de turno dispuesto a, como dicen los argentinos, "darnos por el orto", pues veía el despropósito que algunos querían cometer con el Montepío. Cierto es que anteriormente a la dirección actual sucedieron cosas muy desagradables y con una falta de ética total. La justicia, como no podía ser de otra manera, está depurando responsabilidades.

Como mutualista del Montepío, el llamamiento a la rebelión para echar a Pulgar, actual presidente, y a su ejecutiva ya es la gota que colma el vaso. Para mí, y si alguien no me demuestra lo contrario, el presidente Pulgar y su ejecutiva tienen la solvencia total, y la llamada a la rebelión me parece de una chabacanería bananera. No se pueden mezclar churras con merinas. Y querer mezclar la llamada "operación Hulla" con la dirección actual del Montepío es una verdadera ignominia que no se puede tolerar. Me parece indecente. Si estos señores ven suciedad en la administración del Montepío deben de ir directamente al juzgado y no practicar el conocido lema de "calumnia, que algo queda".

Yo pienso que lo que les ocurre es que la caída del caballo, en el camino de Damasco, les dejo a todos tocados.

Compartir el artículo

stats