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El siglo de oro del Caudal Deportivo

Los inicios del fútbol en Mieres y el origen del actual equipo

A punto de meternos en la boca del lobo o en el país de las mil maravillas del cotarro futbolero, esta campaña que se inicia para el Caudal Deportivo de Mieres tiene especiales connotaciones. Y así lo entiende su Junta Directiva, presidida por Roberto Ardura. Y es que han decidido dedicar todo el discurrir de la competición liguera a la celebración de esa efemérides que pudiera determinarse como "bodas de diamante". Ante tal decisión han puesto el asunto en manos de Parpayuela Espacio Cultural y más concretamente en las de su presidente Luis Pardo.

LA NUEVA ESPAÑA desea también sumarse al acontecimiento a través de su antena informativa con un seguimiento del acontecer caudalista que pretende recoger los hechos más destacados y personajes sobresalientes de esa trayectoria. Como es lógico, el primero será dedicado, a través de estas líneas, a los pioneros que iniciaron el camino y rompieron el fuego.

Pero no se crean que la tarea es fácil. Hacen falta muchos mimbres para que el intento no caiga en falsedades, medias verdades, errores y ausencias. Claro que la fortuna ha venido a visitarnos con todas las de la ley, a través de una especie de "milagro". En nuestras manos ha caído un compendio fiel y certero con un resumen del historial del fútbol en Mieres, no por encanto, sino por la disposición de un mierense, para nosotros insigne mierense, Juan Luis Vázquez, nacido en Requejo, al lado del gran maestro de periodistas Julio Puente, y ambos hoy ciudadanos de Gijón y amigos con encuentro casi diario por los aledaños del muro playero. Juan Luis Vázquez, ejecutivo en su día de Fábrica de Mieres, hubo de emigrar a la costa con motivo del éxodo metalúrgico, aunque con sus raíces nativas bien pegaditas al permanente sentimiento de su patria chica.

Y por su afición, su interés y cariño por los valores de Mieres, no se le ocurrió idea más feliz que un extraordinario trabajo histórico y descriptivo de prácticamente, toda la historia del Caudal, desde sus comienzo del Sporting de Mieres hasta el final de nuestros días. Y esta extraordinaria joya la pone en manos del diario, del que suscribe y del pueblo de Mieres de una forma totalmente desinteresada, sin el menor ribete de exigencia. Eso sí, deja bien claro que acompaña el regalo con "el detalle" de sujetarlo a la consideración de los estudiosos para un análisis y, si cabe, demandar críticas y remediar errores. Como es natural, por nuestra parte, el intento se inicia por el principio, con una primera exposición del periodo 1918-1941, cuando el ambiente futbolero se adornaba con los rimbombantes extranjerismos del "invasor".

Caso curioso. Sabido ya que la práctica del fútbol en la comarca del Caudal parte de principios del siglo XX, se da la circunstancia de que, siempre en base al estudio de Juan Carlos Vázquez, las normas de juego y el material que ha de emplearse, corren a cargo de los jóvenes que estudian fuera de Mieres. Ante tal constatación y a medida que va tomando cuerpo el interés de la juventud local, surgen, en barrios y pueblos del concejo, los primeros grupos que pueden considerarse pioneros con nombre propio. En esa línea se pueden citar el Comercial, Sporting de Mieres, La Salle y el Príncipe. Como era de esperar es el Sporting de Mieres quien parece llevarse la palma conducido, desde 1914, por los Luis Sampil, Ignacio Quintana, José Cuesta, Luis Martínez y alguno más, que son considerados fundadores y a la vez componentes del equipo. Es Luis Sampil quien se encarga de confeccionar el primer reglamento de fútbol ligado a Mieres.

Y llega el debut competitivo que lo enfrenta al Racing de Sama en Las Moreras, con motivo de las fiestas del Carmen, en el barrio de La Villa. Y forman, por parte local: Yeyo, Falín, Montes, Giordano, Quintana, Requejo, Luis Sampil, Luis Martínez, Pepe Cuesta, Nieto y San Román. Este equipo se erige en representante de Mieres, los cuatro años siguientes, enfrenándose a los de Oviedo, Gijón, Langreo y Avilés, con distinta suerte de resultados, quedando marcado, por sus consecuencias de desaparición temporal tras la fuerte derrota por cinco goles a cero frente al Stadium ovetense.

Llega la fecha oficial de 1918 y se forma el Racing de Mieres, precursor del Caudal Deportivo. Son los promotores Juan Canteli, Jerónimo Ibrán, Freire, Mallada, Joaquín Antuña y Luis Alvarez. Para elegir denominación oficial se meten tres papeletas en una boina con los nombres de Mieres Club de Fútbol, Athletic de Mieres y Racing. Sale a la luz este último y queda señalado definitivamente el equipo que pasa a jugar en el primer campo denominado "El Llosu" para estrenar, de inmediato, las nuevas instalaciones de El Batán. Como presidente de honor figura el Conde de Mieres, dado su apoyo al equipo, porque gracias a Fábrica de Mieres se dispone de dos empleos en la factoría para jugadores venidos de fuera, lo que hace que lleguen a Mieres figuras como Vázquez -olímpico en Amberes-, Balbino, Matías, Zubeldia, Bericua y otros. Incluso se dijo que algún fichaje había sido pagado con un aprobado en la Escuela de Facultativos de Mieres.

Las primeras temporadas fueron brillantes para el Racing que, se puede decir, ganaba casi todos los partidos con una delantera formada por Emilio, Reverte, Vázquez, Dimas y Pinilla. En esta época pasaron por Mieres equipos como el Europa de Barcelona, Racing de Santander, Betis de Sevilla, Deportivo de Oviedo, Sporting de Gijón y Gimnástica de Madrid. 1921 es año para olvidar. La Federación acusa al Racing de Mieres de profesionalismo en el equipo y lo manda a la última categoría donde militan otros locales como El Fortuna, El Bachiller y la Gimnástica de Oñón. Por fin sube a la Primera categoría asturiana siendo presidente Méndez Trelles y de nuevo se codea con los principales equipos de Asturias. Sin embargo, creadas las distintas divisiones nacionales no es capaz de acceder a la tercera y continúa en la regional.

Llegados a los años treinta se expande la afición y surgen nuevos clubs en el entorno, caso de El Comercial, el Titánico de Los Pontones, Sporting de Sobrelavega, Athletic Club de La Pasera y el Athletic Club de La Peña, todos ello de escasa duración, por lo que prevalece la presencia activa del Racing. Tiempo después, 1934, Asturias y principalmente las cuencas mineras son escenario del conflicto laboral y hasta bélico de la Revolución de Octubre en la que mueren tres jugadores del Racing, a saber: Campillo, Maquila y Eliseo. Esta circunstancia hace que el Club, presidido por Ramón Antuña, decida modificar el escudo del equipo y en señal de luto incorpora el rombo enlutado que rodeaba el pentágono inicial, que permanece en la actualidad. Durante este periodo cabe destacar que su presidente, Ramón Antuña, es a la vez jugador y lo mismo ocurre con Aris Llaneza, hijo del mítico fundador del SOMA y alcalde de Mieres, Manuel Llaneza. Precisamente las cenizas de Aris reposan en el cementerio civil de esta localidad, en la tumba de su ilustre padre.

Y aparece en el firmamento español la contienda de la guerra civil con tres años de duración, con lo que se produce un inesperado impás deportivo que habría de durar varios años.

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