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Los recuerdos de mi lápiz

Los campos de fútbol de la calle

Cuando se metían goles en los barrios y cada uno tenía su propio equipo

Benditos e inolvidables juegos de niños como el pío campo, el escondite, la queda, los banzones... y cómo no, la pelota; como el juego de la pelota, ninguno.

Cuando jugábamos en los "campos de la calle", siempre se oía gritar: "¡A mí, a mí, pásamela, Manolín!". Pero Manolín no se la pasaba a nadie. Claro que Manolín era el que mejor jugaba, y de pasarla a alguien, pues al dueño de la pelota, porque si no, se acababa el partido.

¡Queridos tiempos de juegos, maravillosos e inolvidables!

Mi querido lápiz intenta dibujar la dulzura de aquellos recuerdos, con la entrañable imagen de Juan Antonio Fernández González, de guaje. Con su traje de futbolista y con una hermosa pelota. El traje, el de su querido equipo, el Círculo Popular de La Felguera.

Juan Antonio, "Mere", nació en el barrio de La Pomar, hijo de Pepín el de Casimira. Era uno de los tantos guajes que jugábamos en los campos de la calle a la pelota. Cuando se jugaba en la plaza o en el prau Pachón eso ya eran palabras mayores para todos. Entonces era "Fútbol de Barrio".

Añorado y bendito fútbol de barrio, los recuerdos se disparan porque en aquel Langreo de nuestra niñez primaba aquel fútbol de barrio. Inolvidables equipos están en el corazón de aquellos guajes que peinan canas hoy.

El Águila, la Saeta, el San Lorenzo del Puente, el Alcázar, el Rayo, El Barrio de Lada, el Honved.

El Honved era el no va más, pero ¿y la Cruz Blanca?

La Cruz Blanca se puede definir como un equipo de finísimo y puro aceite de oliva.

Hay en la existencia de la Cruz Blanca un hecho anecdótico que constituye la nota curiosa de su historia, el nombre. Una lata vacía de aceite refinado "marca registrada La Cruz Blanca" encontrada a orillas del río Candín cuando regresaban de un partido en Barros -primer campo del club- les dio la solución. He aquí cómo un objeto tan insignificante, tan prosaico y tan carente de todo interés dio el nombre a un equipo de fútbol que tanto contribuyó a realizar el prestigio deportivo de nuestra Villa.

La historia fulgurante y brillantísima de aquella Cruz Blanca se basaba exclusivamente por muchachos en los albores de una prometedora juventud.

Pero vuelvo con mi amigo, Juan Antonio, "Mere", al que considero símbolo de aquel fútbol de barrio, pues Mere, que era del barrio de La Pomar, se fue a vivir al barrio Urquijo. Así que, Juan Antonio, nada mejor que esa preciosa y feliz imagen tuya de niño para representar ese juego que tanto amamos.

Juan Antonio, "Mere", tuvo la gran suerte de "jugar a la pelota" en "los campos de la calle" de dos barrios.

Siempre recordaremos aquel maravilloso juego con la pelota en nuestras calles.

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