La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Desde mi Mieres del Camino

Cien años de historia del Caudal

A partir de la década de los cuarenta asumió su nombre actual y vivió su época dorada, con el ascenso a Segunda División

Estamos ya en plena campaña competitiva de la temporada 2017-2018, periodo de especial significado para el primer equipo de fútbol de Mieres, después de esa etapa inicial, desde el año 1918, cuando, con el nombre de Racing de Mieres, comenzó su periplo bajo la efeméride de los fundadores, figuras sin duda emblemáticas en la historia local.

Pero, ya se sabe, llegó el conflicto bélico de 1936 y se interrumpieron las competiciones, quedando todo paralizado por una contienda sangrienta que duró tres años más las consabidas consecuencias posteriores. Una de las decisiones del nuevo régimen dictatorial fue la castellanización denominativa de todos los equipos de cualquier categoría que inmediatamente tomaron otro nombre. Al más representativo de Mieres le correspondió asumir el homónimo de su principal río, el que surca el valle y por lo tanto comenzó a llamarse Caudal Deportivo. También la formación de figuras emergentes, el Racinguín, adquirió la titularidad del San Juan de Mieres. Y ahí se inicia una etapa de verdadera significación, aunque algunos episodios suyos han de merecer, en esta exposición de LA NUEVA ESPAÑA, capítulos aparte dada su trascendencia.

Siguiendo el gran regalo histórico que nos ha ofrecido de forma totalmente desinteresada el gran estudioso caudalista Juan Luis Vázquez, cabe centrar este reportaje en el contenido del proceso comprendido desde 1941 a 1951, exactamente diez años que corresponden a un periplo con su final adornado de auténticas proezas que tiene como colofón el ascenso a la Segunda División española y una serie de hechos de gran relieve que vendrían a continuación.

En primer lugar cabe decir que, finalizada la Guerra Civil, por exigencias de sus propias necesidades, Fábrica de Mieres precisa y exige utilizar los terrenos del Batán donde discurrían los partidos del Racing, quedando, de esta forma, anulada toda posibilidad de practicar el deporte, puesto que no existía cancha alguna en el resto del territorio urbano. Entonces se imponía habilitar un nuevo terreno de juego, ante el peligro de abandonar toda posibilidad de práctica. Y fueron precisamente los jóvenes que con anterioridad habían practicado el fútbol en el Racing quienes tomaron la iniciativa de solucionar el problema. Allí estaban, bajo el mandato de Ramón Antuña, junto con otros aficionados, los Paco Gamia, Vicente Blanco, Che Moroto, Miguel Caparrós, Mario Canga, Higinio, Alfredo Hevia, Villagrá, Alfredo el Chato, Julio César Bárcena, Pepe Pujades, Ramón Hevia, Jesús Abad y otros. Con su esfuerzo personal alimentaron el deseo de lograr un terreno adecuado, a base de palas y rastrillos, en la parcela denominada de Las Moreras, limítrofe con el Palacio de los Marqueses de Camposagrado, en el barrio de La Villa. El 22 de septiembre es la fecha escogida para la inauguración del nuevo terreno elegido que, como es lógico, recibe la denominación de "Las Moreras". Ese día el Racing, que aún no había cambiado de nombre, protagoniza el primer partido frene al Hispania de Gijón con el resultado favorable a los mierenses por dos a uno, siendo Palacios el autor de los dos goles de los locales, que jugaron con esta alineación: Goyo, Valerio, Poliar, Veru, Pereda, Goyín, Carlos, Palacios, Alfredo, Luis Castaño y Topete. El encuentro es el último que figura en la historia local como Racing de Mieres. Ante esta circunstancia el conjunto mierense adquiere, el día 3 de enero de 1941, la denominación del Caudal Deportivo, mientras que el Racinguín, base de nuevas promesas del deporte, queda con el nombre de San Juan Deportivo.

A partir de esa temporada y desaparecidos ya las denominaciones consideradas barbarismos en la lengua castellana, el Caudal continúa en la categoría regional asturiana con equipos como el Real Avilés, Club Siero, Círculo Popular de La Felguera, Club Oramendi de Gijón, Club Langreano, Hispania también de Gijón y Real Juvencia de Trubia. Fue en la temporada 1945-46 cuando el conjunto mierense queda campeón de la Primera regional, y se dispone, por derecho, a participar en la liguilla de ascenso a la Tercera División, teniendo en la primera ronda, como rivales, al Astorga y al Rayo Cantabria. Su excelente forma la hace salir vencedor de esta primera batalla, para batirse, a continuación, frente al Real Juvencia de Trubia, que figuraba con aires de gallito.

El choque, a doble partido, se las trae y además despierta gran expectación. Se juega primero en Mieres, el 2 de junio de 1946, alcanzando el equipo blanco de la Cuenca el resultado de cuatro a dos. Se repite la vuelta a continuación, el nueve del mismo mes en Trubia, y allí vence el Juvencia por tres a dos, lo que facilita el ascenso caudalista a la Tercera División española. Logran la hazaña Larrarte, Caleyu, Poliar, Olay, Juanín, Benigno, Acebal, Polín, Sito, Merino y Redondo.

Como se da la circunstancia de que en este partido de vuelta la afición mierense había fletado un tres especial del Vasco-Asturiana, el regreso se hace en medio de la euforia y el entusiasmo con el pitido de la locomotora a todo gas, recibimiento de la Banda Municipal en la estación, recepción en el Ayuntamiento y otros actos. El entrenador caudalista que logró este éxito se llamaba Vicente Blanco y había sido, anteriormente, jugador del Racing.

A partir de aquí el discurrir deportivo del Caudal pasa por la nueva categoría, alternándose varios presidentes al mando del club. Así en las dos campañas siguientes el cargo pasa a manos de Luis Portilla, que, a continuación y durante el periodo de un año, lo deja en poder de Vital Álvarez Buylla, quien no duda en retornarlo de nuevo, bajo el mandato de Ramón Antuña hasta la campaña 1950-51.

Y aquí entramos en un periodo de enorme movimiento y acontecimientos de gran relieve. Y como el asunto, teniendo por clarinazo la hazaña del 24 de junio, precisamente fiesta de San Juan (no decimos San Xuan porque se sigue con la castellanización), de 1951, se produce la hazaña en Tarrasa, correspondiente a la liguilla de ascenso a Segunda División, donde al descanso el Caudal perdía por cuatro a cero y al final del partido ganaba por cuatro a cinco, logrando más tarde alcanzar la categoría de plata del fútbol español. El asunto despertó tales niveles de éxito, entusiasmo y novedad, no sólo a nivel de afición y pueblo, sino allende fronteras asturianas, que merece una especial atención que, con permiso de nuestros lectores, lo dejaremos para otro episodio más de estos cien años de vida del conjunto mierense. Y es que lo siguiente en el proceso merece una detallada consideración personalizada y de amplio detalle. Y si no que se lo digan al recordado Senso Eguidazu -hoy tristemente fallecido- que jugó un papel de relieve, y no precisamente en el terreno de juego.

Compartir el artículo

stats