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A mi aire

Modas y vandalismo

La impunidad con la que se destroza el mobiliario urbano

Las modas se supone que es algo pasajero, y en alguno de los casos así resulta, pero existen otras que han tomado cuerpo entre nosotros, dando la impresión que cada vez se afincan más.

Lo de tenga un perro un su vida, comenzó como algo testimonial, y en el momento actual los canes de diversas razas han encontrado dueños a centenares. Un simple paseo a cualquier hora lo certifica, y esto no está mal.

Concatenado con ello, habría que decir que en el tema "mierdecillas", sin haber llegado a la situación óptima, el todo ha mejorado bastante, pero el encanto se rompe cuando cualquiera de nosotros va despistado y pisa el "pastel" de turno, obviamente culpa del desaprensivo marrano del dueño.

Otra moda muy en candelero es la proliferación de tatuajes por diversas zonas del cuerpo, algunas un tanto llamativas. En otros tiempos se miraba con cierto recelo a las personas que los lucían, dado que se tenía la impresión de que eran personajes de mala vida, rufianescos, o soldados de fortuna con currículos de meter miedo. Ahora mismo comienza a ser normal el encontrarse con gentes de todo tipo -básicamente jóvenes- que los lucen orgullosos acompañados de sus piercings y pendientes, sin que llamen la atención a nadie. Normal.

A la moda -añeja- que no hay modo de acostumbrarse es a la del vandalismo, que ocurre en muchos lugares del valle, sobre todo los fines de semana. Tan sólo se "divierten" generando altercados, roturas de todo lo que encuentran a su paso, borracheras, gritos y molestias para el vecindario. Y da la impresión que tienen barra libre para hacer lo que les plazca, yéndose, además, de rositas. Una de sus últimas gracias ha sido el desmontar un lateral de la casita donde juegan los guajes en el mini-parque infantil de Lada.

Lo del vandalismo ya no resulta moda, sino es problema enquistado en la sociedad, y que no tiene visos de solución, aunque no sería difícil con buenos escarmientos, y pagar los habituales destrozos, seguro que entrarían en razón, y me temo que así van a seguir sin que esta moda caduque. Por desgracia.

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