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A contracorriente

Háblame de Portugal

Un país con una gente y una gastronomía excelsas

Es lo que más deseo. Que me hables de Portugal. De ese hermoso país hermano, vecino, atlántico e ibérico. Por estos pagos estamos hartos de escuchar y recibir noticias de una comunidad del Este español que busca su independencia usurpando la ley y burlando la Constitución española de manera sistemática y desafiando al Estado de Derecho. Y en esa situación un Gobierno contemporizador y en ocasiones inane ante tanta burla y despropósito.

Por eso busco que me hables de esa vieja lusitania, esa nación orgullosa y navegante que compartió destino durante años con España. Ese Portugal próximo de gentes amables, hospitalarias, sencillas, exquisitas y amantes de su realidad nacional.

Siempre que me acerco a Portugal es tocar el llar doméstico, es sentirse arropado por buenos amigos y disfrutar del ambiente local que ofrece Viana do Castelo, Braga, Valencia do Mihno, Oporto o Braganza, por poner unos ejemplos cercanos y afectos. Y en Viana do Castelo es aproximarse a su bello estuario del río Lima, sus viejas murallas y esa atalaya de Santa Lucía que domina toda la ciudad. Y en Viana está Glorinha estupenda cocinera de aires y nacencia asturianas, su hijo Arlindo, Cristina, Orlanda y más amigos lusos que siempre están esperando la visita de los españoles. Igual que en Braga nos reciben con hospitalidad atlántica Paula, Jorge y su familia.

Y vivir Portugal es disfrutar de su historia, sus gentes, sus tradiciones, sus fados y esa lubina a la sal envuelta en algas marinas con las patatas cocidas de feliz guarnición. Y esta ambrosía sólo la ofrece Mariana, una casa de comidas en los aledaños de Viana, como esos bacalaos con historia sempiterna que elabora Glorinha, así como sus postres. Por ese me encanta que me hablen de Portugal, de su momento actual, de su vitalidad marinera, de esa agricultura exigente, de sus bosques, de esas maderas nobles, de esas playas, de su arte actual y especialmente de sus vinos y aceites, calidad contrastada, junto con los excelentes escritores y poetas que jalonan de norte a sur este país ibérico. Y cuando leo a Almeida Garrett, Fernando Pessoa, José Saramago, Eugenio de Andrade o José Cardoso Pires, es recrearme en esas historias del universo portugués que tanto ofrecen al lector y al tiempo revivo evocaciones de otro tiempo con el trasfondo de los impetuosos bandeirantes, sus colonias o el arte manuelino de sus palacios y casonas.

Háblame de Portugal y dime todo lo que sabes de ese gran país. Quiero contagiarme de lo excelente de esa nación hermana que perfectamente podría integrarse en la anhelada confederación ibérica. Tiempo al tiempo. Arlindo, Cristina y Orlanda lo suelen decir. Portugal lo tiene todo y no les falta razón. Vinho verde, culinaria abierta, fiesta y saudade. Me quedo con Portugal. Y esos ciudadanos tranquilos, educados, de buenas palabras y con alma universal.

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