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Cronista del Centro Asturiano

El declive del puerto de San Isidro

Del "boom" de tráfico de los años setenta del pasado siglo a la circulación testimonial actual

Luis Fernández Cabeza, el recordado mierense, bautizó en su día al puerto de San Isidro como el de "las cuatro estaciones" por su atracción turística durante todo el año. La ausencia de nieve por el cambio climático en los últimos años ha condicionado seriamente el uso de sus instalaciones, tanto las de León como las de Fuentes de Invierno (Aller), en tres fechas claves: puente de la Constitución, Navidad y Semana Santa. Ya hace casi 30 años un técnico norteamericano, especialista en estaciones invernales, había pronosticado que el futuro de las estaciones de esquí estaba en alturas superiores a 2.500 metros. En las estaciones pirenaicas, por ejemplo, la pasada campaña ya se notó por encima de los 2.000 metros la falta de nieve.

Pero San Isidro no era sólo el deporte de la nieve, confirmando el vaticinio de Cabeza. En cualquier tiempo eran centenares los vehículos que los fines de semana disfrutaban de la belleza del puerto o cruzaban el límite provincial (por La Raya) a los pueblos próximos de la provincia de León: como Isoba, Lillo, Cofiñal, Boñar, La Vecilla, entre otros. En fechas emblemáticas en el calendario festivo de verano -con gran peso entre los sesenta y ochenta del pasado siglo- como el 18 de Julio o el 15 de Agosto, los desplazamientos en coche por San Isidro en dirección a León se contaban por miles. Recuerdo que, el 18 de julio de 1974, un veraneante en La Raya llegó a contabilizar 2.000 vehículos en tránsito hacia León, según informó el hombre a LA NUEVA ESPAÑA. Cuando llegó a la citada cifra abandonó la estadística...

Sorprende la gran diferencia que se observa en relación a siete años antes, en 1967, en la misma fecha del 18 de julio, con otra estadística que facilita Luis Calleja: pasan por La Raya 145 coches por la mañana y 58 por la tarde. Lo que demuestra el enorme "boom" automovilístico entre aquellos años. Durante varias décadas del pasado siglo alternaba mis veraneos entre Felechosa y Campo de Caso, dos localidades estratégicas para conocer el intenso tráfico dominguero hacia San Isidro y Tarna. Desconozco los datos del tráfico actual del Puerto de Tarna pero un amigo allerano, destacado deportista en su tiempo y muy adicto a San Isidro, me informa que en las dos últimas visitas a San Isidro (en días festivos del pasado verano) notó una ausencia absoluta de coches, incluso de vaqueros y ganado. No cabe duda de que en el declive del tráfico en los puertos citados tiene buena parte de culpa la mejoría sustancial de las comunicaciones por carretera. La apertura de la Autovía Minera -hacia las playas de Gijón y Rodiles- desvían a muchos vecinos de las Cuencas hacia esos destinos. Con la mejora del nivel de vida, muchos asturianos optaron por las islas y las playas del Mediterráneo, sin olvidarnos de los viajes al Caribe, muy de moda en los últimos años.

Citar por último, un apunte histórico sobre el flujo de viajeros entre Asturias y León, desde mi perspectiva de residente en Felechosa y Campo de Caso (sólo me faltó haber vivido en Puente de los Fierros) y comprobar la enorme desproporción que había entre los viajeros hacia León y la casi testimonial de León hacia Asturias. En los años cincuenta y sesenta del pasado siglo pasaban por Felechosa procedentes de León no más de tres leoneses, mientras que en sentido contrario eran muchos los centenares de asturianos los que lo hacían. Esta desproporcionalidad no resulta insólita, porque en los límites con Cantabria y Galicia ocurría tres cuartos de lo mismo. En Unquera (Cantabria), en el límite con Asturias, había vecinos que nunca habían estado en Asturias ¡a un kilometro de distancia!.

Aquellos domingos de verano, en Felechosa, el tráfico hacia San Isidro se iniciaba a las ocho de la mañana y hasta las dos de la tarde su intensidad no disminuía. Para sus vecinos y los de La Pola que asistían a misa en El Pino, distante un kilometro, resultaba una temeridad por la falta de aceras.

Finalmente quiero tener un recuerdo para los corresponsales de prensa de Aller en los periódicos de Oviedo: Ricardo Luis Arias, Oscar Luis Tuñón, Luis Calleja y Leoncio Camporro, principalmente, por la extraordinaria divulgación de San Isidro. Es un puerto que merece la pena ser conocido por las nuevas generaciones por su singular belleza y fácil accesibilidad.

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