Gran ciudad, llena de gente que la habita, que trabaja o que la pasea en sus ratos libres. Transeúntes a los que les fascinan edificios que el arquitecto Gaudí supo aprovechar y ahí dejó como muestra de su gran talento.
Alguien "pica" a la puerta de esa gran ciudad y hoy por hoy nadie parece responder, algo raro sucede dentro de esos ciudadanos que no responden al fuerte picaporte que otros dan con mucha fuerza.
Los consejos de administración, hasta el momento bien sentados en sus sillones, ahora se levantan y llevan sus butacas, encima de sus cabezas, hacia otras poblaciones del resto de España. Pero, de momento, las industrias, los comercios y sus obreros permanecen en el lugar que hasta ahora les dio trabajo, hasta de comer y dar vida.
Siguen llamando a su puerta insistentemente y solo una voz muy profunda responde: ¿Qué? Y nos preguntamos ¿hasta cuándo? Respondía aquel caricato: "Hasta que lo aprendas".
Yo cierro hoy afirmando que no es lo mismo "aprender" que "enseñar". Optimista que es uno: tiempo al tiempo.
