La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Desde mi Mieres del Camino

La épica construcción del ferrocarril León-Gijón

Una interesante exposición en la Casa de Cultura

Contra tirios y troyanos, anuncios y desmentidos, y medias verdades que parecen no tener fin, el ferrocarril de Renfe León-Gijón, sigue en el primer plano de la actualidad, como noticia un día sí y otro puede que también, sin que se aclare definitivamente, cual va a ser el plan de futuro para que todo finalice de una vez. La variante de Pajares continúa en primer plano del interés colectivo entre los concejos de la comarca del Caudal y como es de suponer, entre ellos Mieres, aunque se presagia un papel totalmente secundario de cara al futuro, una vez que todo funcione según las previsiones y decisiones tomadas en su día, es decir, al futuro no se le concede la posibilidad de parada en esta plaza, ni siquiera el cambio de sistema viario, que, por lo visto, ya se anuncia que "viaja" hasta Campomanes después de haberlo situado en Pola de Lena.

Todo indica que el asunto sigue manteniendo actualidad, y así le demuestra el hecho de una buena asistencia de curiosos e interesados a la exposición que mantiene la Casa de Cultura "Teodoro Cuesta", hasta este próximo veintiséis de octubre, la Asociación "Los Averinos" en plena colaboración con la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento mierense, bajo el título de "El Ferrocarril de Gijón a Busdungo" y que se refiere, principalmente, al proceso que en su día rompió barrera este esta zona asturiana y la meseta de Castilla y León. Y como el asunto merece la pena, ahí va nuestro granito de arena, en forma de recopilación y exposición de datos facilitados por los organizadores.

Allá por 1829 en España surge el primer intento para la construcción de un ferrocarril entre las localidades de Jerez y Puerto de Santa María, Rota y San Lucas, con la idea de transportar los vinos de la zona. El proyecto no se llevó a buen fin. Para nadie era un secreto, en aquellos tiempos, que en Asturias el ferrocarril era y luego fue un elemento decisivo para romper de forma definitiva su aislamiento con el resto de la península. Nuestra comunicación con la meseta castellana, a través de la rampa de Pajares cerró la línea con su inauguración, el 15 de agosto de 1884, ante la asistencia del Rey Alfonso XII y su esposa María Cristina de Habsburgo-Lorena con un acto oficial que se desarrolló en la boca sur del túnel de La Perruca, cercano a Busdongo.

Esta comunicación era y fue siempre una gran aspiración para los empresarios asturianos que años atrás, en 1940, habían comenzado la explotación en distintos puntos de las cuencas mineras de la zona central de Asturias, y que necesitaba imperiosamente darle salida hacia el resto del país, habida cuenta que la región asturiana había sido, en el año 1970, la primera productora de hierro y carbón del país.

De interés consideramos dejar constancia de los procesos y plazos que supuso la total ejecución de esta monumental obra, así calificada, ante la gran dificultad representada por el cordal montañoso astur-leonés a través de los distintos desniveles del entonces majestuoso Pajares.

El primer tramo estrenado le correspondió al comprendido -lógicamente- entre el propio León y a una de las principales localidades de su recorrido, a saber, La Robla, que fue inaugurado el diez y siete de enero de 1868. Posteriormente desde esta localidad se fue hacia la de Pola de Gordón, hecho ocurrido el uno de agosto del mismo año. Cuatro años más tarde, en mayo de 1872 es Busdongo quién ve llegar, por primera vez, las locomotoras de vapor. Este punto estratégico cercano al máximo nivel por carretera, de Pajares, se une, a través de la línea férrea con Puente de los Fierros el quince de agosto de 1884. Se da la circunstancia de que con anterioridad y paralelamente en el tiempo, se habían ejecutado los tramos, por la zona de Asturias, de Gijón a Pola de Lena en julio de 1874, pasando por el núcleo de Ujo, perteneciente a Mieres -punto también importante por el hecho de complementar, más tarde, allí, la potencia de máquinas, con una locomotora más- a Puente de los Fierros en mayo de 1881.

Queda para la historia esa circunstancia de que los primeros pasos que se iniciaron con el fin de unir León y Asturias, se deben a la compañía de capital británico Asturian Mining Company, establecida en Mieres. Según los datos publicados por el periódico madrileño "El Heraldo", la concesión de esta explotación estaba estipulada en ochenta años y la empresa explotadora contaba con un capital de dos millones de libras, denominándose "Compañía del real camino de hierro del Norte de España".

Estos acuerdos iniciales para llevar a cabo la obra fracasaron cuando los ingleses descubrieron que el trazado, que ellos suponían llano, discurría a través de la mencionada cordillera entre las dos regiones, con elevadas montañas que era de imperiosa necesidad atravesar con numerosos túneles y que, por añadidura, en invierno, había que soportar copiosas nevadas. Tales acuerdos, tras el fracaso inicial, llevaron las obras a manos de la Compañía de los Caminos de Hierro que ya tenía intereses en otros ramales ferroviarios de Asturias.

Pasan los años y en 1941 el entonces llamado "El Norte" popularizado ya a través del uso, pasa a integrarse en Renfe con todas sus líneas y catorce años después, en 1955 completa la electrificación entre Ujo y Gijón y lo mismo hace, posteriormente con Busdongo y el propio León quedando así determinado todo el proceso que se había iniciado el siglo anterior como la única forma de romper el aislamiento de dos zonas importantes en el entramado comunicativo de España, a saber, la Asturias con su ya pujante industria carbonífera y siderometalúrgica, con la meseta castellana.

En el plan de infraestructuras de la región asturiana destaca el hecho de que, desde 1970, se realizaron obras de renovación y mejora de varias líneas y ramales, destacando las que tuvieron lugar en 1973 con el inicio del proceso para la duplicidad de vías -lo conocido a nivel del vulgo como doble vía- entre Pola de Lena y Veriña (Gijón) que ya venía funcionando desde León. Y metidos en el siglo veintiuno, a la altura de 2007, se empezó con el transporte del carbón importado por el puerto gijonés, hasta la central térmica de La Robla.

Eso sí, Asturias espera, en la actualidad, con ilusión y también con cierta inquietud, dadas las continuas demoras, cambios de criterio, aumento de presupuestos y otras martingalas, la finalización de los túneles, de la denominada "variante de Pajares" que permita, a esta zona, una comunicación más rápida de pasajeros y mercancías y que compense todos los sufrimientos y trastornos de las anteriores épocas vividas.

A la hora de realizar un análisis rápido de estos acontecimientos que tuvieron una repercusión de primer línea en el discurrir de la historia nunca falta la anécdota que en esta ocasión debe encuadrarse dentro del concepto de leyenda. Cuenta cierto comentario generalizado que, por aquel entonces, cuando se ejecutaba las obras entre Gijón y Pola de Lena, la villa de Mieres se había convertido en punto estratégico para el desarrollo de las actividades auxiliares, como puede ser el destino temporal de trabajadores empleados en el plan realizador. Como de aquella el río Caudal aún conservaba sus aguas limpias y cristalinas, y por lo tanto portadoras de sus habituales habitantes, al personal del tendido ferroviario le atribuían, casi con periodicidad diaria, en sus comidas, el sabroso salmón de estas aguas. Ante tanta frecuencia dicen que, hartos del exceso, decidieron ponerse en huelga para demandar una variedad más florida de sus comidas. Repetimos. ¿Leyenda, invento o pura verdad? Vaya usted a saber. Lo único que a uno se le ocurre, para rematar el trabajo, es eso de "póngase a comer salmón todos los días y a ver por donde le sale el pico?" Sobre todo si el majar es asturiano y no de otras zonas del norte de Europa.

Compartir el artículo

stats