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A contracorriente

Seronda

El otoño es la estación de los encuentros amistosos y de la fiesta en la aldea. Y siguiendo esta pauta meteorológica, vecinos de ese caserío de San Martín del Rey Aurelio, en los altos de Blimea, se reunieron en conceyu afecto para disfrutar de este tiempo de castañas y sidra del duerno y aprovecharon esta cita para celebrar el cumpleaños y la despedida de un indiano del entorno con residencia en Veracruz (México) tras unas felices vacaciones en Asturias.

Y es que San Mamés es un pueblo con marca de asturianidad, muy unido en sus tradiciones y siempre dispuesto a organizar actividades que ofrezcan al vecindario ambiente, realidad social y promoción. Uno de sus promotores Mario Cantora siempre comenta que las zonas rurales tienen que mantener su estilo de vida,su idiosincrasia y luchar por los valores intrínsecos de la aldea,una manera de mantener el espíritu de comunidad y conseguir que la vida diaria tenga razón de ser. Y de esta manera ve pasar la vida este rincón del Nalón con sus gentes animadas y siempre arrimando el hombro para alcanzar fines loables para el vecindario.

La Seronda es el tiempo agradable y feliz de este pueblo gentil y hospitalario. Momento de concordia, amagüestos, callos, pote de nabos, fayuelos, todo ello envuelto en tradición y recuerdo. Y lo importante, la amistad y la remembranza de otra época, que todavía sigue perenne en muchos nativos de este reducto de San Martín del Rey Aurelio en los límites de altura con el afable concejo de Laviana.

Y esa manera de ser y actuar se observó en la fiesta nocturna en Casa José Luis donde entre notable condumio, parlamentos y festejo, se dio buena cuenta de estos días de cálido otoño con la idea imperante de que San Mamés siga su estela de viejas tradiciones conjugada con los nuevos tiempos. La madrina de la ocasión fue Conchita Litrán, una veterana mujer de sentimientos profundos hacia su terruño y hacedora de voluntades que desde la capital ovetense acude todas las semanas a cultivar las relaciones sociales con sus amistades. Y Alfredo Lamuño celebró este festín con nostalgia y felicidad de reencontrarse, tras lustros en México, con la esencia de su pueblo del alma. San Mamés representó de nuevo una Seronda cargada de sensaciones y buenas vibraciones.

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